Falacia estructurada

Eduardo F. Naranjo C.

La ciudadanía honesta y pensante no se explica qué nos ocurre como país. Llegamos a existir dentro de una burbuja de mentiras, contradicciones e incapacidad de administrar el Estado. Gobernar implica conocer el esquema legal o tener asesores y colaboradores  instruidos y con práctica en los temas, no expertos en el engaño.

Administrar negocios en el sector privado tiene un esquema práctico y rentable, en cambio, los negocios del Estado son diferentes, exigen máxima pulcritud y eficacia, solo se puede hacer lo que dictamina la ley, es decir seguir los procedimientos y ser efectivos en lograr las metas. Esto exige honestidad a toda prueba para no caer en trampas de  codicia y corrupción. La misión del sistema estatal es servicio transparente a la comunidad.

El alto nivel de fracasos implica costos para los ciudadanos. La asignación de gerencias técnicas no es para cualquiera. Hemos visto la destrucción de sectores fundamentales como el petrolero, el eléctrico, la salud e infraestructuras, de forma probablemente intencional, para cumplir oscuras metas y, una vez  deteriorados, privatizarlos  con precios de ganga. De ocurrir esto, sería la tragedia nacional; el sector privado automáticamente subiría precios. Entendamos que una cosa es servicio y otra muy diferente es lucro.

Los políticos se preguntan porque no hay rebelión ante tanto descalabro, el segmento joven e insurgente se volvió plano, les importa el glamour, lo fashion, la “dolce vita”, en resumen el placer tanto como se pueda, las redes son el santuario donde habitan y  consumen mensajes  falsos y banales que fomentan creencias erróneas y valoraciones distorsionadas.

Si no logramos un verdadero liderazgo, con políticas definidas, aglutinadoras y previamente explicadas, no será posible salir de este descenso. Es urgente fomentar  la formación de verdaderos partidos políticos, basados en nuestras realidades y con capacidad de conocer y entender la problemática de los ‘pueblos ecuatorianos’ y diseñar soluciones viables para mantener a flote el barco que está en rumbo desconocido e incierto.