Cultivemos más gratitud (y menos positivismo)

Milica Pandzic

Hemos pasado un año de pandemia, conflictos sociales, crisis políticas y recesión económica. A pesar del panorama poco alentador, cada nuevo año buscamos ver positivamente el futuro, esperando mejores días. Este ejercicio llega a ser difícil de mantener, siendo fugaz en el tiempo: a los pocos meses el positivismo se acaba y nos empezamos a dejar llevar nuevamente por los sesgos de negatividad.

Sin embargo, el error de este ejercicio está en dirigir la mirada hacia al futuro, dejando de ver el presente. Nos solemos enfocar en lo que viene, no en lo que ya tenemos. Y al parecer, la mejor respuesta para sobrellevar lo que traen los nuevos días realmente está en cultivar la gratitud por lo que ya existe en nuestras vidas.

Diversidad de estudios clínicos y científicos lo confirman: cultivar y ejercitar la gratitud en nuestras vidas posee más beneficios de los que podríamos imaginar. Tomar un tiempo cada día para agradecer por lo que tenemos, escribir un diario o una carta de gratitud, impacta positivamente nuestro bienestar mental y físico. Nos hace más felices (a través de la generación de serotonina y dopamina), reduce el estrés que sentimos, y genera mayor conciencia emocional.

Estos ejercicios constantes entrenan a nuestro cerebro para enfocarse en las emociones y en los pensamientos positivos, reduciendo así la ansiedad y la aprensión. A la larga, esto representa mayor salud física y mental, mejor calidad de vida, mejor disposición y mayor resiliencia para enfrentar los retos del futuro.

Las esperanzas sobre un mejor año nuevo no bastan para sentirnos mejor sobre el futuro, ni tampoco para vivir mejor el presente. Y aunque la incertidumbre nos embargue, ver a nuestro alrededor, entender la importancia de lo que nos rodea y ser conscientes de lo afortunados que somos por lo que ya tenemos, será la mejor forma de recibir y vivir el 2023.