Crimen de Estado

Matías Dávila

Matías Dávila

¿Ha existido realmente algún gobierno al que le haya interesado la educación? Mucho me temo que no. Seguimos teniendo el mismo sistema educativo que había cuando yo era niño (a principios del Pleistoceno). Todos memorizando, todos callados, todos sentados. ¿Vieron la charla en TEDX Quito de Claudia Tobar? Ella es directora senior de Innovación y Vinculación de la USFQ. En su charla empieza invitando a la audiencia a una aventura ‘increíble’. Les convoca a estar sentados siete horas al día, sin poder hablar entre ellos, por los 12 mejores años de sus vidas y aprendiendo cosas que seguramente no les van a servir nunca; más aun cuando nos cuenta que los PPL (presos), tienen más ‘tiempo libre’ que el que tienen los estudiantes en los recreos.

Usted que me lee lo vivió; sus padres lo vivieron. Y seguramente, lo están viviendo sus hijos. Y apostaría que si llega a ver a sus nietos lo vivirán igual. ¡Esto no tiene nombre! Es un crimen condenar a una sociedad a la miseria utilizando la más vil de las herramientas: la ignorancia. Es un crimen no destinar recursos para la infraestructura, para tener clases de manera digna. Es un crimen seguir corriendo en la rueda del hámster. Es un crimen, en la era de la información, seguir condenando a los estudiantes a textos inútiles. Es un crimen perseverar en el uniforme, en la jura de la bandera, en la sanción por el pelo largo, en el silencio en clase como sinónimo de respeto. Es un crimen hacerse de la vista gorda cuando Finlandia, Singapur, China, Suecia y decenas de países han producido toneladas de información que corroboran que lo estamos haciendo mal.

Los niños de las escuelas no votan… ¡Eso es todo! Entonces, ¿para qué destinarles recursos? Por eso seguimos aplaudiendo como focas de acuario, cuando un gobierno tiene la desfachatez de inaugurar escuelas unidocentes en pleno siglo XXI y en un país petrolero.