Cien días, ¿y?

Guillermo Lasso no logra aún los cambios estructurales de la economía pese al éxito de vacunación de la población frente al coronavirus. Al parecer, tendrá que suscitar enormes y nuevas expectativas a través de una consulta popular, oportuna; y, generar al fin empleo, junto a sinuosas reformas laborales y tributarias. Esto, si la volátil Asamblea y los políticos, defensores de la corrupción, paralizan la aprobación de leyes y cambios.

Lo cierto es que está enredado el panorama de gobernabilidad por desconocimiento del factor rural en las autoridades y por ausencia de un mediador político eficiente que logre armar consensos y siga anclado al pensamiento crítico en la realidad ecuatoriana. De ahí que es indispensable cambiar el modo de hacer política antes que el manantial de agua pura se contamine con nuevas pestes. Dos peligros: el campo minado en universidades oscuras del pasado correísta tras un modelo caduco; y, esa repetición de conducir el agro sin notar siquiera que los campesinos se reagrupan más en los tiempos de crisis.

No es posible perpetuar el tsunami de pleitos no resueltos de Lenin Moreno y reescribir lo hecho con esos decretos ejecutivos tibios que no cambian nada. Todos agotados y hundidos en el lodazal de 14 años. Por eso, el gobierno ‘lassista’ del ‘encuentro’ requiere de un antídoto extra y vencer la fatalidad de Leonidas Iza, desde la Conaie, y estudiar las erráticas decisiones del estallido de octubre 2019.

Ni pensar en subir los precios de bienes y servicios. Pero, ¿cuál es la alternativa para la decencia política? Pues, todo puede pasar. Incluso que nazca el héroe anti-minero oportunista. El que sepa de narrativa campo/ciudad y del cobro de  impuestos a multinacionales, regalías mineras turbias y de exoneraciones tributarias a transnacionales. ¡Cuidado presidente¡ Es que la ética de responsabilidad pública cuesta caro cuando hay que sacar un país del círculo infernal mafioso del narcotráfico. Acabar con corruptos burócratas acostumbrados a un Defensor del Pueblo acosando  mujeres, al hijo del alcalde vendiendo cargos públicos y a un ministro de Salud enriquecido con la venta ilegal de pruebas Covid. Nunca, cien días de vergüenza ajena son suficientes.

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@kleber.mantilla