Poco tiempo y muchas cosas

César Ulloa

El tiempo corre y la población exige soluciones a los principales problemas como la inseguridad y el desempleo, en el contexto de un gobierno corto, pero intenso y apremiante. No se puede perder ni un solo minuto, porque nos rebasa la delincuencia organizada, la pobreza y el hambre. La situación es compleja y no depende únicamente del Gobierno, sino de todas las funciones del Estado, los gobiernos autónomos descentralizados, los partidos políticos, las empresas, las universidades y la sociedad civil. La crisis puede convertirse en una oportunidad para establecer un acuerdo amplio y sostenible, cobijado en la ética, el compromiso ciudadano y la rendición de cuentas cada determinado tiempo.

¿Cuáles son esos aspectos no negociables de un acuerdo nacional de largo plazo? Nadie puede negociar la transparencia y el buen nombre del país. En ese sentido, los políticos que hacen lo contario para lo cual fueron electos deberían encontrar a la vuelta de la esquina el castigo en las urnas y la reprobación social. Esto supone dos cosas: una ciudadanía más activa y exigente con sus gobernantes y, por otra parte, exigentes filtros de calidad en las organizaciones políticas para seleccionar a sus cuadros. El segundo aspecto no negociable es la defensa de la democracia, los derechos y el cumplimiento de deberes. Es decir, nada por fuera de la democracia.

Entre los aspectos estructurales, el tercer aspecto no negociable es el respeto irrestricto de la identidad de todo tipo, la cultura y sus manifestaciones, pues no hay personas superiores ni inferiores, solo distintas y diferentes que pueden convivir mientras se sostenga el principio de no agresión. El cuarto no negociable en el plano estructural es el combate contra la pobreza y sus expresiones variopintas, pues si no se hace algo y firme para erradicarla, la delincuencia seguirá reclutando a millones de jóvenes sin posibilidad actual de encontrar trabajo y acceder a estudios en los distintos niveles de formación. El mayor no negociable es mantener al país en primer lugar ante que cualquier interés individual y corporativo.