Los extremistas

Rogelio Durán

Dentro de esa mala práctica de coaptar frases rimbombantes por parte de ciertas autoridades, no puede faltar la de: «los extremistas».

Esta frase en realidad tiene más historia que otras que son un poco más actuales, generalmente es utilizada para atacar lo que no entendemos, es muy subjetiva pero efectiva a la hora de desprestigiar cualquier tipo de lucha social.

Subjetiva porque para muchos es extremo que una persona se asuma vegetariana, hay vegetarianos que creen que ser vegano es extremo. Por otro lado hay quienes están en contra de peleas de perros, pero estar en contra de las corridas de toros definitivamente es un extremo. Si hacemos una revisión histórica, habían personas que pensaban que dar el voto a las mujeres era un extremismo y que la libertad de los esclavos negros o indígenas no pasaba de ser eso, un extremo.

Desprestigia, porque es fácil utilizar la frase a manera de falacia, reducir cualquier lucha a la frase trillada, repetirla y repetirla hasta que sea «una verdad». ¿Para qué perder el tiempo en profundizar una lucha, un pedido o un concepto? Acá lo fácil es deslegitimar todo para imponer el criterio personal en cualquier tipo de ley u ordenanza.

El llamado a las autoridades esta vez, no reduzcan todo a esta frase reciclada, simplemente para evitar tratar un determinado tema.

En lo personal, a mí me parece extremo que en un escritorio conviva una biblia y dos adornos que hacen apología de la violencia animal (un gallo de pelea y un toro de lidia) pero ¿quién es uno para juzgar?