¿Cambiará algo después de la consulta?

Milica Pandzic

Hemos vivido meses de debate sobre si votar ‘SÍ’ o ‘NO’ en la consulta popular propuesta por el Gobierno. Por un lado, existe la visión de que la consulta es ‘una trampa’, que existen preguntas con intenciones escondidas, como apoderarse de los organismos de control. Por otra parte, está el argumento de que la consulta será una gran herramienta para luchar contra el crimen organizado y el narcotráfico.

Sin duda alguna, es difícil confiar en quien aboga por un ‘todo sí’ o un ‘todo no’, ya que son ocho preguntas distintas y cada una podría analizarse individualmente. Sin embargo, una reflexión más profunda es si, en efecto, la existencia de la consulta —independiente de su resultado— y los debates que se han generado alrededor de ella realmente aportan para un futuro mejor.

Y digo independiente de su resultado porque, así gane el sí o el no, uno de los mayores problemas de la consulta es que no propone cambios cruciales para el país, o al menos no en los aspectos que más se necesitan. Por tomar como ejemplo la primera pregunta: la extradición, aunque se apruebe, no opera sola, y por tanto, no es que el país unilateralmente vaya a poder ‘expulsar’ a narcocriminales cuando así lo quisiera. Además, poco aporta la extradición al mejoramiento de la Justicia y de la Función Judicial en general, que es lo que efectivamente se necesita trabajar.

Así también, la reducción del número de asambleístas, o el cambio en la designación de los fiscales y demás autoridades de control tampoco nos aseguran un mejoramiento en la calidad del trabajo de dichas funciones o una disminución de la corrupción que se vive en las mismas. Por lo tanto, existe una gran posibilidad de que este proceso de consulta ciudadana solo sea una pérdida de recursos y de tiempo, que nos aleje de poder enfocarnos en lo verdaderamente importante.