Bicentenario

Historia es narración del pasado construido según los intereses de quienes manejan el poder. Fidedigno es quizá lo que los investigadores pueden lograr, sin embargo la documentación fuente primaria no asegura que lo escrito sea verdad completa e interpretada. Al igual que hoy, nadie conoce las relaciones  ocultas que  determinaron acciones recientes. La Historia se usa en diferentes contextos, incluso para venderse como creencia cívica.

Tres historiadores ecuatorianos de diferentes lugares del país, en reciente charla radiofónica, sostuvieron que la conmemoración del Bicentenario de la Independencia, no debería ser tal. Sirve más para que en ciudades  y pueblos se realicen actos conmemorativos,  en los que siempre habrá interesados en usar la fecha para “lucir políticamente” hablando de relaciones poco conocidas o falsas. Recordaron que la independencia fue un proceso en que se llevó “combatientes” amarrados para las batallas y en el que el escenario cambiaba —un rato un pueblo estaba en manos de un grupo y otro momento en el otro bando—.

Revisando relaciones no contadas, sugirieron que no fue una idea libertaria sino de oportunidad, la que movió a los descendientes de marqueses y nobles, que en su momento recibieron del Rey extensas tierras de cultivo y esclavos, a aprovechar la situación que atravesaba España y asumir el poder. De esta manera esas familias gozaron del privilegio de mandar hasta el siglo diecinueve, hasta la Revolución Liberal, que les trajo momentos de angustia.

Las cosas cambiaron con las ideas liberales y los sectores populares aliados con nuevos migrantes que hicieron dinero. Crearon una nueva ola emancipadora y buscaron tomar el poder. Los más avispados de las clases medias y populares, al igual que los nativos americanos, ya están en él, pero sin ningún compromiso con las necesidades liberadoras de este país.

Estos profesionales de la historia propusieron un cambio al  tono en la conmemoración republicana, que no fue hito ideológico de liberación del yugo. Mucho siguió igual. En todo caso, el enfoque bicentenario podría ser otro. Ilustrador, analítico y no repetitivo, al contrario, debería ser proyectivo de un esquema de nación que una y dé esperanza, que proponga un plan de cambio concreto y se cumpla, con el objetivo de refundar un país solidario y honesto más que nada.