Belfast

Por Pablo Escandón Montenegro

Para comprender la guerra del Ulster que marcó tanto a Irlanda —sobre la cual los propios U2 cantaron con “Sunday Bloody Sunday” y se han hecho miles de películas sobre la violencia durante más de dos décadas en Belfast— es importante ver la película escrita y dirigida por Kenneth Branagh.

Belfast es una historia sencilla, bella y entrañable, que narra la historia desde la vida de un niño y su familia, muy similar a lo que se cuenta en Billy Elliot, otra película también hermosa sobre la tenacidad de un niño que ama el baile. Pero en Belfast no es el protagonista el niño sino su familia.

Los abuelos, los padres, los primos; el primer amor infantil, los vecinos, son los protagonistas de una calle en Belfast, dividida por católicos y protestantes, donde radica el conflicto irlandés. Pero Buddy, el hilo conductor de la historia, no es católico, entonces el problema no debería ser con él ni con su familia, pero para ellos la gente no se divide por su religión ni por su ideología: solo se divide en buena y mala, pero por sus actos humanos.

En un momento de la película, el padre de Buddy le dice al niño que si la niña que le gusta es católica, lo que importa es que sean justos y lo traten como un ser humano. Esa es una gran enseñanza para que el chico quiera más a su padre y a su calle.

Van Morrison es quien pone la música y el ritmo a esta película, pues parecería que dura lo que una canción o un disco por ambos lados. No se siente que sea lenta ni vertiginosa, pero la cadencia de las escenas hace que en el momento preciso nos crispemos y se dé un giro en la historia, como lo que sucede en los primeros minutos de la película, que inicia a color y luego se queda en el blanco y negro.

Esta película bien puede haber sido escrita por Orhan Pamuk, pues tiene mucho de sus novelas en la cuales la familia es la célula primordial sobre la que gira el mundo, y si algo le sucede a un hijo o padre, la sociedad cambia.

Branagh no necesita demostrar que es un gran director de cine, pues con sus versiones fílmicas de la obra de Shakespeare entregó una lectura actual de un clásico; pero con este punto de vista de la inocencia, llega a emocionar y a hacer una película sobre el conflicto del Ulster, una obra clásica e inmortal desde la cotidianidad y sencillez de la calle de un niño: Buddy de Belfast.