Auténticos o insoportables

Rodrigo Contero Peñafiel
Rodrigo Contero Peñafiel

Siempre hay personas que justifican sus actos jactándose de ser auténticos y redentores, consideran que el problema son los demás y no ellos; su convivencia en sociedad es difícil. ¡Cuántos políticos, dirigentes, dictadores, jefes o actores impertinentes se arrogan funciones de representación que nadie les ha concedido y desconocen! Imponer condiciones para establecer un diálogo con quienes tienen la representación legal y constitucional de un pueblo es de audaces.

Complicarse la existencia confundiendo al pueblo, evitando que la energía positiva fluya en un diálogo civilizado que permita establecer y poner en práctica programas y proyectos en beneficio del país es un error de algunos “dirigentes”, con décadas de auto-representación, que han saturado la paciencia y creatividad de los gremios a quienes dicen representar. Su ego personal es tan grande que han puesto en evidencia su poca o ninguna dignidad como distintivo de la naturaleza humana; resulta difícil pensar que una persona pueda representar a alguien de esa manera.

La discrepancia existe entre quienes proponen eliminar los subsidios a los combustibles, lo que significa subida de precios, que no necesariamente beneficia a los más pobres, sino que favorece a intereses personales y de grupos alejados de los más necesitados. En el país existen personas insoportables que se convierten directa o indirectamente en enemigos por carecer de sensibilidad para sobrellevar las relaciones sociales con ideas y razones para alcanzar soluciones. ¡Cuántos casos conocemos de personas en las que la responsabilidad pasó a segundo plano por la incapacidad de saber representar y porque nunca estuvieron preparados para ello!

La incongruencia es mucho más grande, porque deberían pensar más bien en impuestos a los combustibles fósiles y que estos recursos vayan al cuidado del medio ambiente; en lugar de amenazar a quienes deben resolver los grandes problemas de gobernabilidad en el país. Existe una gran diferencia entre buscar soluciones y sembrar el caos con movilizaciones y violencia; la factura que se paga es muy elevada cuando se confunde autenticidad, soberanía, ideología y robar bien, justificando bien.