Continuidad y cambio

Ana Changuín Vélez

A medida que se acerca la fecha del balotaje, los ciudadanos se llenan de expectativas e incertidumbre. Las interrogantes no solo giran en torno a quién llegará a Carondelet, sino también hacia qué dirección tomará el destino del país en este extraordinario período de 17 meses. Está claro que es necesario mirar hacia atrás, no solo hacia adelante, precisamente para garantizar la continuidad de ciertos proyectos. ¿Cómo se puede lograr un gobierno eficiente al mismo tiempo que se preservan políticas cruciales y se implementa el cambio necesario?

Los candidatos Noboa y González, a través de sus Planes de Trabajo han proyectado sus visiones para el país. Estas propuestas, son reflejos de lo que consideran esencial para el bienestar de los ecuatorianos. Sin embargo, dada la brevedad del mandato, es imperativo que estos planes estén alineados con las condiciones actuales y las restricciones de tiempo que el futuro Presidente deberá sortear.

El diseño y ejecución de políticas públicas es un proceso complejo que incluye la identificación de problemas, formulación, implementación, evaluación y constante retroalimentación. Incluso en administraciones con mandatos completos, los servidores pueden encontrar obstáculos en ese camino. Las políticas públicas son manifestaciones concretas de la obra del gobierno, donde cada acción llevada a cabo debe ser cuidadosamente planificada y preparada. Ahora, con pocos meses en el panorama, cada paso deberá ser calculado con precisión y eficiencia.

Por lo tanto, quien resulte electo tendrá la ardua tarea de identificar cuáles de sus proyectos propuestos son ejecutables en este corto período. También deberá decidir qué iniciativas anteriores mantendrá y cuáles recibirán una base inicial, dejando la responsabilidad a la siguiente administración para llevarlas a buen término.

Este proceso de priorización es una promesa de transparencia con el pueblo ecuatoriano. Un reconocimiento de que los proyectos y servicios esenciales no deben quedar en  suspenso debido a limitaciones temporales o cambios en la administración. Las urgencias del país son palpables, y requieren respuestas efectivas.

Para que Ecuador transite con éxito este período, se necesita un gobierno que actúe con responsabilidad y pragmatismo. Uno que no solo implemente políticas y servicios, sino que asegure su sustentabilidad y beneficio para la ciudadanía, incluso después de que finalice su mandato.

La historia política de Ecuador ha estado marcada por desencantos, con gobiernos que a veces han prometido más de lo que logran concretar. Ante ese desafío, propongo a los presidenciables considerar el factor tiempo, no como un impedimento, sino como una oportunidad inigualable para resaltar la honestidad, la fortaleza, la resiliencia y la adaptabilidad de su gestión a la democracia ecuatoriana.