Poniendo velas al diablo

Alfonso Espín Mosquera

Nuestra vida republicana ha estado llena de escándalos y corrupción.  La historia no nos deja mentir, pues da fe de atracos y picardías en contra de las arcas fiscales, que a la postre han significado el perjuicio de los habitantes más pobres.

La mediatización de las noticias y hechos diarios, a través de una comunicación masiva desde los neomedios, ha vuelto más visible la deshonesta vida de los políticos en la actualidad.

Lo más grave de hoy es que a más de los infames afanes de enriquecimiento ilícito por parte de gobernantes y funcionarios públicos de alto y mediano rango, ahora los hilos del narcotráfico envuelven a las esferas del poder, como mal insalvable que como un cáncer se ha instalado en la vida nacional, generando una “metástasis” tal que casi todos los espacios del acontecer nacional están tomados por este mal.

A lo anterior se suma una estratégica maniobra de los grupos políticos que coexisten en el Ecuador, los que para sobrevivir y hacerse del poder tan pronto tengan oportunidad se autoproclaman en la derecha o izquierda, como si las ideologías aún existiesen en los contextos politiqueros del momento. Todo para venderse según les convenga a los electores, que en muchos casos han tomado la disputa política con tal pasión, al punto de estar dispuestos a poner las manos al fuego por estos carcamales.

Neoliberales, populistas, socialistas, centro izquierdistas y más denominaciones, todos han sido una especie de lacra que ha generado la pauperización de grandes sectores de la población y el enriquecimiento de sus cuentas bancarias y patrimonios.

No se entiende cómo hay ciudadanos que “dan su vida” por  los líderes de ciertos                                                           movimientos y, en ese cometido, se van en contra de los principios básicos de la convivencia,  el respeto, la honestidad y la ética social, defendiendo “a capa y espada” a indeseables corruptos que se autoproclaman socialistas del siglo XXI, por ejemplo, a quienes les vale un pepino la posición ideológica, como para haber pactado con la más rancia facción de la “derecha”, la de los socialcristianos.

Queda por reflexionar sobre las razones que les mueve a los defensores de estas fichas. En unos casos, será porque tienen intereses depositados en esas agrupaciones políticas, tal vez por hacerse de algún cargo público; en otros, porque han idealizado erróneamente el cambio de la sociedad a través del socialismo y, siguen “creyendo en cucos”, haciéndose los locos cuando los pueblos latinoamericanos que han adoptado esta forma de gobierno viven sumidos en la pobreza extrema, mientras sus mandatarios en la opulencia y los placeres sin límite.

Después del juicio a Pólit, en el que se le ha mencionado a Glas como cobrador de sobornos millonarios y en general al gobierno correísta que habría recibido como 55 millones de dólares en coimas,  se les debería caer la cara de la vergüenza a los defensores de Rafael Correa, muchos de los cuales lanzan proclamas y defensas  a favor de la “izquierda”, aun desde  países de la “derecha” y “ultraderecha”, donde residen gozando de la comodidad de esos gobiernos.

No hay que poner las manos al fuego por nadie, peor por los políticos, sean quienes sean y proclamen la teoría política que proclamen; más bien, háganse una limpia y saquen cualquier brujería de sus vidas, porque al parecer han perdido la razón.