La “vedette” del mal

Alfonso Espín Mosquera

Mayra Salazar es vox pópuli, llena las portadas de los diarios, está en todas las redes. Todo el mundo habla de ella y cada día se sabe de algún vicio más de su interminable y “vibrante” existencia. Aparece en fotos inimaginables con asambleístas, candidatos, jueces, personajes de la farándula, como con narcotraficantes. Los sujetos conocidos por su mal proceder, de ley están fotografiados con ella, al calor de un abrazo, de un diálogo íntimo, de algún fiestón lleno de fastuosidad.

Los chats provenientes de su teléfono, que se revelan a diario, cuentan de las mil y un actividades que realizaba Mayra Salazar: nexo de sobornos judiciales, amoríos en el mundo narco, hasta contacto para contratación de “pre pagos triple A”; en fin, su vida era de los mil oficios en el oscuro universo de la perversión, ciertamente una caja de pandora que ha escandalizado al mundo entero.

Son jueces, políticos, gente de la farándula, periodistas y más personas vinculadas de alguna manera con esta comunicadora, cuyo nombre es el de la inmoralidad, depravación y la codicia sin límites. Qué pena, pero la política actual y no solamente en el Ecuador se ve involucrada en toda clase de escándalos y vicios del más alto calibre.

Los personajes y partidos que por décadas han gobernado el país y América Latina, repartiéndose temporalmente el poder, hoy son tristemente marionetas perversas de delitos sin nombre; los “redentores” que banderearon el socialismo, y se aprovecharon de la música, filosofía y más consignas que por los años sesenta aparecieron como necesarias en un mundo inequitativo y sin solución, demostraron ser los actantes indignantes del mal, pues mientras sus pueblos viven en la desnutrición, pobreza extrema y mendigan en diferentes ciudades del mundo,  ellos han amasado grandes fortunas a costa de la criminalidad y gozan de los placeres del dinero, despilfarran como propios los fondos públicos en lujos y vidas excéntricas que no se compadecen con las doctrinas que utilizaron para embobar a las masas.

Hoy por hoy el país vive una de las peores crisis de ética social. No hay valores en nuestros gobernantes, tampoco en una buena mayoría de la gente que, detrás de las “enseñanzas” de las redes sociales y de tanto distractor que desde los medios y neo medios, difunden la violencia, la banalidad, los “éxitos” de los narcotraficantes y más programas faranduleros, con contenidos mediocres, son el alimento cotidiano de una población que solamente piensa en el dinero, como fin de sus existencias.

Es preocupante el desarrollo de la tecnología cuando los públicos no tienen criterio y peor  formación en valores, entonces buscan en ella una manera de vivir a como dé lugar. Los Tiktokers y más influencers, que a diario pretenden hacer fortuna en las redes sociales, no tienen límite en sus contenidos ni fines, igual que muchos medios de comunicación, que lucran de la violencia y el “entretenimiento” sin ningún fondo ni sentido.

En este contexto la ya célebre Mayra Salazar ha hecho agosto y muchos otros personajes, como ella, en quienes desgraciadamente descansa la administración de justicia o la gobernabilidad, encuentran caldo de cultivo propicio en una sociedad devastada e ignominiosa, lista a propiciarles las posibilidades de enriquecerse ilícitamente y de delinquir a cualquier costo.