Alfaro debe seguir

Lorena Ballesteros

Escribo estas líneas con el corazón arañado. Como ecuatoriana, y fanática del fútbol, no puedo ocultar mi desazón por la eliminación de la Selección en la fase de grupos. Pero, una vez secadas las lágrimas, hay que virar la página. No queda tiempo para lamentos. Desde hoy el proceso debe continuar y con Gustavo Alfaro a la cabeza. Ojalá la FEF pueda retenerlo. Ojalá él decida quedarse.

Cabe recordar que el estratega argentino llegó a dirigir a la Tri hace tan solo dos años. Con el tiempo en contra y con un grupo de jugadores desmoralizado, Alfaro inició un método de prueba y error que le permitiera alcanzar el primer objetivo: la clasificación a Catar 2022. Su estrategia dio resultado. La Selección consiguió un cupo para el Mundial. A pesar de las dudas, (como la falta de definición en el ataque) recuperó la confianza que estaba perdida.

Ese fue su primer logro. Levantó el estado de ánimo de jugadores e hinchada. Además de que escaló otros peldaños: descubrió talentos jóvenes, inyectó seguridad y sentó las bases para que Ecuador iniciara un nuevo proceso.

Los plazos sobre los que trabajó fueron cortos. Tuvo paciencia. Miró, probó, erró, acertó, apostó, perdió, ganó… con su estrategia llegó a conocer fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas. El análisis FODA quedó resuelto y sobre la marcha, con el Mundial a cuestas, despertó la ilusión de todo un país. Un país desgastado por crisis económicas, políticas y sociales.

Alfaro es un tipo inteligente, es un estratega. Pero, además, es motivador. El profesor argentino fomentó sueños y les dio herramientas para perseguirlos. Su participación ha sido como sumar al Bolillo Gómez y a Luis Suárez. Por eso y más, debe seguir.

¿Con qué nos quedamos nosotros?  Con todos los aplausos del partido inaugural. Con los goles de Enner. Con la presión que le metimos a Países Bajos. Con el desborde de Pervis. Con las ganas de Sarmiento. Con la claridad de Moisés. Con la rapidez de Preciado. Con la seguridad de Hincapié. Con el entusiasmo de un grupo de jóvenes que no se amedrentó ante la Naranja mecánica. Con los nervios y el desconcierto que mostraron frente a la presión de Senegal. Sí, porque lo malo también queda, pero para corregir y mejorar.

Gustavo, contamos con que seas tú quien lo haga.