Acuerdo de granos

Rosalía Arteaga Serrano

Desde que estalló la guerra de Ucrania, uno de los grandes problemas que se produjo, dado el hecho de que Ucrania es el gran productor de cereales y que Rusia tiene también una enorme producción de granos, además de fertilizantes que se venden al mundo entero, fue el de la provisión de cereales, sobre todo a países de África, que dependen casi en su totalidad de estos productos.

Países que sienten desde antes procesos de hambruna, se vieron angustiados frente a la guerra y a la posibilidad de que estos alimentos escaseen cada vez más.

Los países involucrados, sobre todo con la intervención de Naciones Unidas, consiguieron hace aproximadamente un año, que se firme un ‘Acuerdo de Granos’, que posibilite el mantener precios razonables de los cereales que puedan ser vendidos a través del sistema de Naciones Unidas y puedan llegar a su destino para evitar esa hambruna que mencionamos y que se agrava aún más por los efectos del cambio climático, que alteran los regímenes de lluvias y también producen olas de calor y de frío que destruyen los campos y las cosechas.

Debemos mencionar que también en nuestros países nos hemos visto afectados por cierta escasez de granos, de aceites, de abonos, así como por la subida de precios, lo que afecta a los sectores populares.

En estos días Rusia anuncia que se saldrá del Acuerdo de Granos, lo que dejaría en una situación de indefensión por falta de alimentos a muchos países y a millones de personas en todo el mundo, especialmente en regiones del África.

Se anuncia la intermediación de Erdogan, el presidente de Turquía para tratar de convencer al presidente ruso Putin a fin de no salirse de un acuerdo que ha sido la puerta de escape para evitar una crisis mundial de alimentos. Esperemos que la situación no se agrave y, en medio de una guerra absurda, se encuentre al menos la posibilidad de continuar con este acuerdo humanitario.