Caso Purga: un momento de esperanza

Por décadas, Ecuador ha vivido hundido en una sensación de impunidad. Sin embargo, el encomiable esfuerzo de la Fiscal General, Diana Salazar, lleva a pensar que no todo está perdido. Las detenciones del caso Purga siguen el alentador patrón que dictó Metástasis: llevar ante la justicia a aquellos sectores que, hasta ahora, se creían intocables. La ciudadanía observa como, en un ejemplo de continuidad y perseverancia, las autoridades siguen desenredando la madeja de la podredumbre que infectó al Estado.

La Fiscalía se ha caracterizado hasta ahora por presentar —tal y como Salazar ha señalado en reiteradas ocasiones— casos sólidos, con suficiente sustento para el juicio, y es justo suponer que ahora no será diferente. Estamos apenas ante un coletazo más de Metástasis, y cabe preguntarse cuántas revelaciones más aflorarán conforme se siga explotando la evidencia que han dejado todos los operativos. Cabe imaginar también cuánto se destapará si llegan a concretarse las posibles iniciativas de cooperación eficaz de ciertos involucrados. Sin embargo, todo ello requiere que el país —tanto las autoridades como la ciudadanía— esté dispuesto a ir hasta el final para conocer la verdad.

Ya es hora de exigir cuentas también a gremios y partidos políticos. Con cada nuevo caso, quedan expuestos personajes cuyas condiciones de vida y excesos era imposible que pasaran desapercibidos. La democracia no puede perdurar, menos aún prosperar, entre tanta desfachatez y alcahuetería.