El toreo y la música protagonizarán la segunda corrida de feria, a partir de las 20:00.
Santiago Aguilar
La Plaza de Toros Belmonte es esta noche escenario de un espectáculo que, estamos seguros, resultará inolvidable pues en el centenario ruedo comulgarán la genial torería de José Antonio Morante de la Puebla y la reconocida capacidad interpretativa de la Banda de Pichincha.
El toreo mayor y la música en un episodio fascinante que contará además con la lidia de cuatro estupendos toros de Huagrahuasi y Triana.
El caso es que la jornada nocturna no tiene antecedentes en nuestro medio, por primera vez la tauromaquia se verá envuelta en una cuidadosa puesta en escena en la que se han observado los detalles de tiempos, iluminación y sonido para una función taurina especial, muy especial.
Aroma y torería son dos de las particularidades en la tauromaquia de Morante de la Puebla, un genio de nuestros tiempos que ha tenido un año 2015 variado y en el que ha vivido de todo un poco durante su andadura en los diversos ruedos de la geografía taurina.
Su ausencia de la Maestranza de Sevilla durante la campaña, que emprendió del otro lado del Atlántico contrastó con el buen número de fechas cosechadas, pues realizó 49 paseíllos de luces. Y aunque la diosa fortuna no le sonrió en Las Ventas de Madrid, obtuvo una oreja a principios de temporada en Valencia.
Uno de los triunfos más relevantes de la campaña fue el de Badajoz, el 26 de junio, tarde en la que desorejó a un buen astado de Zalduendo, así como el del 19 de julio en Roquetas del Mar, donde se llevó dos orejas a lado de El Juli y el francés Sebastián Castella.
También de buen calado fueron los éxitos logrados en La Línea de la Concepción, el 26 de julio, y el 11 de septiembre en Valladolid. Tres orejas cosechó la primera tarde, por dos en la segunda, ambas redondeadas con la salida por volandas.
En medio de una temporada marcada también por grandes broncas, mismas que representan los contrastes y claroscuros de un artista, puso el punto final con el triunfo de tres orejas en Zafra, el 12 de octubre, y las dos orejas y el rabo en el festival de casa, en la Puebla del Río, aquel triunfal 24 de octubre.
Así, con sus desconciertos y el soplo del arte que le ronda en el alma, Morante de la Puebla es de esos toreros a los que jamás hay que perder de vista; con un destello, es capaz de poner de pie al tendido completo de un coso taurino.