Cuentos para después de hacer el amor
Que no pare el debate. Que siga la discusión, entre los que saben, sobre si el cuento, es, o no, el género perfecto de la narrativa. En lo que coinciden los expertos es que el cuento, es: “el más difícil y el más riguroso”, el “más exigente”, “el que mayor dominio y precisión requiere”, entre otras cosas, porque, como bien apunta Iván Egüez, los cuentos han de ser breves, anecdóticos, de estructura cerrada, de una expresión temática y un segmento de la realidad, de un corte de ella, una parte del paisaje, no todo el paisaje.
Por lo dicho, hoy os traemos un estupendo libro, escogidísimo: Cuentos para después de hacer el amor del escritor colombiano, residente en México, Marco Tulio Aguilera publicado en 245 páginas por Punto de lectura.
Un tomo de catorce cuentos, que ha sido declarado en Colombia como uno de los mejores libros del siglo XX. Material para leyentes, absolutamente asequible. Letras de amor, que brotan desde la quemante pluma de un escritor, que escribe erudito sobre los más pequeños secretos de las féminas, siempre presentes en sus trazos. De esos detalles íntimos que ellas cuentan sin pudor, ni lagrimas, en el lecho, en confesión húmeda a sus amantes.
Reservas que afloran retozando, gimiendo, limpiando la conciencia en los perfumes de la venganza que penetra o es penetrada. Que guardan verdades terribles, dolientes. Que cual vómito recogido en baúl viejo chorrean sobre los que pudiendo amar no amaron y que dados a perder, perdieron, porque fueron traicionados, también, a la vuelta de la esquina.
Historias cortas, de amores raros, extravagantes, etéreos, fantasmagóricos. De besos, caderas, senos, sexos y carnes concebibles solo en sueños que sin embargo, dejan pastosas huellas en la piel al despertar. Erotismo recatado, insinuante, lleno de velos, que no cubren, que conmueven al lector, que marcan, la imaginación, que avivan ese volcán, que es el órgano sexual, más poderoso e importante que tenemos los machos y las hembras: el cerebro.
Literatura kafkaiana, en la que la ropa interior solo viste a la conciencia. Que dejará lecciones a los flojillos de manos, a esos atrevidos, a esos mutantes, que deseo in extremis, convierten a sus brazos en patas de cucaracha para colarlas con deliciosa pacatería, entre los muslos deseados, cubiertos estos por largos manteles. Presente como en todo buen sexo, y libro, está la fantasía. Y éstos, Cuentos para después de hacer el amor, son una estación de reposo, para volver al placer que el Creador sólo regaló a la especie humana.
Entre los misteriosos escenarios que propone este libro, en uno, de sus logradísimos cuentos, las Islas Galápagos, son testigos de excepción de una pasión sin tiempo, ni espacio. Apure un vaso de vino. Busque una estancia que le garantice silencios y cumpla con los cuentos hasta el final, no los interrumpa, que pierden el encanto. Tal y como sucede al hacer el amor.
“Ya en la iglesia no pude armar ni un Padre Nuestro. Cerré los ojos y me entregué a la devoción de recuperarla. Su busto, sus piernas, su olor, su mal olor, su cabellera, sus manos, su boca, su entrepierna, la caída de sus pestañas, el torneado de sus nalgas, la media sonrisa de sus ojos. Al regresar me dediqué a mirarla con mayor fruición. Cada vez que pasaba a mi lado se iba el aliento con ella. Estoy casi seguro que mi mujer estaba disfrutando del asunto”. Pág.189
BIOGRAFÍA
Ensayista y narrador. Nació en Bogotá, Colombia, el 27 de febrero de 1949. Radica en México desde 1977. Ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales, entre ellos el Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí por Los grandes y los pequeños amores. Publicó su primera novela en Buenos Aires cuando tenía 24 años.
La obra Breve historia de todas las cosas fue presentada con gran estruendo publicitario por Ediciones La Flor, diciendo que era mejor que Cien años de soledad y que Marco Tulio era un escritor mejor que García Márquez, pero sin bigote. La crítica se ensañó con el novato.
Marco Tulio ha publicado más de 20 libros. Entre los memorables están Cuentos para después de hacer el amor, Mujeres amadas y Los placeres perdidos. En 2002 aparecieron en México las novelas La hermosa vida y La pequeña maestra de violín, pertenecientes a la tetralogía El libro de la vida, cuyo primer volumen, ya publicado, se llama Buenabestia / Las noches de Ventura.