Bambalinas

Canciones de Shakira se escuchan en la banda sonora de ‘El amor en los tiempos del cólera’.
Canciones de Shakira se escuchan en la banda sonora de ‘El amor en los tiempos del cólera’.

‘Gabo’ y su mensaje de amor

Al leer este libro nos deslumbra el amor sin el cual la vida no tiene sentido. Cada página vuelta deja un mensaje de amor. Pese al título, el cólera aparece apenas y con la guerra civil más lejos, forman un marco lejano. Lo principal es la vida de esa época de tránsito de un siglo a otro mirado en la Colombia caribeña.

Cartagena fue la puerta de la nueva civilización y García Márquez, enamorado de ella hasta hacerla propia, la describió en este libro descomunal. Muestra aquel tiempo de contraste entre ricos y pobres, liberales y conservadores, sanos y enfermos. Nos va llevando por la línea del amor y la vida en un relato donde la muerte es apenas una contingencia y la peste y la guerra sólo un dato.

La gran ciudad asiste a los signos de la modernidad incipiente simbolizada en el globo que permite volar, el telégrafo y el teléfono, el automóvil que reemplaza a las victorias y las innovaciones médicas del Dr. Juvenal Urbino. Lo que difícilmente cambie es el modo de amar, de ser feliz y de sufrir. Él le agrega la dimensión de una paciencia de medio siglo en que un enamorado pertinaz sueña y espera para consumar su ilusión. En realidad, el amor siempre estuvo lleno de paciencia, aunque quién sabe si por tanto tiempo. Claro que Florentino no la pasó tan mal en su ruta de amoríos inestables y entregas ocasionales y sinceras. Su historia personal sirve también para exhibir el pulso disimulado de toda gran ciudad que guarda esas pasiones escondidas. Fermina, desde su ámbito burgués y formal, es el anticipo de una rebeldía precursora de una sociedad distinta.

Este gran libro estaba ahí para que el arte del cine se sumara al arte literario y llevara la crónica a la luz de imagen y sonido para que miles más comprendan cómo se vivió y se amó en nuestra tierra y ese tiempo. Se entenderá mejor a nuestra América y sobre todo a mi Colombia, y se vivirá el mensaje lleno de emoción y colorido de uno de los mayores escritores de siempre. La gente verá el contraste de un tumulto de imágenes, le llegará la voz de las metáforas y podrá conmoverse con las ideas del autor que enseñan como al pasar cosas profundas. Y tendrá que oírse la música del libro porque éste también está lleno de música, como los anteriores.

Espero que la música, ésa que en el libro envuelve a los lectores sin oírla, responda al compromiso de acompañar la imagen como un mensaje de los tiempos. Eso quise al sumar unas canciones de mérito dudoso con que me admiten en el gran proyecto y que compuse con todo el fervor hacia el querido Gabo, genio y palabra de mi tierra.

El desafío es ahora transmitir ese cuadro de historias y costumbres, de amores y esperanzas, de vida que fluye hasta extinguirse como el río que navegó el barco del encuentro final. El escritor puso la señal con su libro ya leído por miles. Uno se pregunta cómo hará el cine para resumir tanta vida preservando la esencia de las emociones contenidas. Eso interpela al director, el guionista y los actores, de reconocida trayectoria, en quienes está puesta la confianza sin olvidar lo difícil de su obra que esperamos con la expectativa de los grandes momentos.

*La cantante colombiana escribió este texto, distribuido por la ‘20th Century Fox’, en ocasión de su aporte musical a la película ‘El amor en los tiempos del cólera’.

El torero dramaturgo y marinero

Dr. Vicente Moreno

Ignacio Sánchez Mejías es el torero intelectual con que cuenta la sólida relación taurina-cultural. Nació en Sevilla el 6 de junio de 1891. Se inició como torero a las órdenes de Joselito, Belmonte y El Gallo, como banderillero. Toreó en México dos temporadas, se retiró y regresó a los ruedos en 1924, retirándose nuevamente y volviendo en 1926.

Considerado como un torero artístico y valeroso, sobresalió en el tercio de banderillas y con el capote. Fue testigo de la muerte de su cuñado Joselito en Talavera de la Reina (16 de mayo de 1920).

Fue un torero con serias aficiones literarias, con gran profundidad en el género teatral, dejó escritas varias obras dramáticas, narrativas, hasta cuento y poesía. También fue escritor de crónicas taurinas y literarias en el diario sevillano ‘La Unión’.
Ignacio protegió y extendió el cante y baile flamenco contribuyendo al espectáculo “Las calles de Cádiz”. Se enamoró perdidamente de Encarnación López ‘La Argentinita’, bailaora que hacía los deleites escénicos de los poetas de la generación del 27. Compartía las tertulias de estos intelectuales disfrutando de la compañía de Don José Ortega y Gasset (gitano tres veces). Promovió la conmemoración del centenario de Góngora en Sevilla en 1927 acompañado de Juan Ramón Jiménez, Lorca, Alberti y otros.

Su pasión literaria se destaca en las obras teatrales “Sin razón” y “Zaya”. La primera, estrenada en el Teatro Calderón de Madrid en 1928, con gran éxito, donde se adentra su contenido en la locura, siendo posiblemente la primera que en España que trata el psicoanálisis. La obra tiene un escenario oscuro y vacío con palabras de Nietzsche, donde un médico trata el origen de la locura, muriendo a manos de otro loco. La obra pasó a provincias y fue traducida al portugués y al alemán con la crítica literaria de entonces a su favor. La obra ‘Zaya’ refleja el aspecto taurino de un torero retirado que comparte recuerdos con su antiguo mozo de espadas, Ezpeleta, que aún le llama ‘mataó’, quien al volver del extranjero se complica por la aversión de su esposa a la profesión de su marido, al sospechar que Ezpeleta pretende con esos recuerdos que Antonio Zaya vuelva a los ruedos, terminando por triunfar éste último.

Quedaron dos obras sin estrenar ‘Ni más ni menos’ y ‘Soledad’. La novela ‘La amargura del triunfo’ revela el tema polémico y debatido de la mujer-toro-torero, donde introduce la célebre frase: “Las cinco de la tarde” con la que su amigo Federico García Lorca lo inmortalizara en su elegía ‘Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías’, acaecida el 13 de agosto de 1934 luego de ser corneado dos días antes por el toro ‘Granadino’, en Manzanares (Ciudad Real).
En cuento publica ‘Los dos compadres’ (1925). Tiene un bello poema dedicado a su hija ‘Piruja’, fruto de su matrimonio con Dolores Gómez Ortega, hermana de los Gallo.

Este torero sevillano brindó su amistad y la valiosa ayuda al torero ecuatoriano Max Espinosa L. ‘Marinero’ durante su estadía en España y le concedió la alternativa en la Plaza de Vista Alegre de Madrid en septiembre de 1926. ‘Marinero’ a su retorno a Quito comentaba con sus amigos la calidad de su padrino y lo bien que le trató España, pues se casó con la andaluza Rosario Pérez Antequera regresando a Quito. Refería maravillado la torería de Belmonte, Joselito y el Gallo. Este último le brindó un toro a ‘Marinero’ en diciembre de 1929 en la Plaza Belmonte de Quito.

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Ignacio Sánchez Mejías, el torero intelectual.
Ignacio Sánchez Mejías, el torero intelectual.