La dinámica de la conciencia comienza con el Eomaia o “madre antigua”, el primer placentado de hace 125 millones de años.
Luego la conciencia se va desarrollando en sus descendientes los primates: el Purgatorius de 70 millones de años, el Procónsul de 23 millones de años y el Kenyapithecus de 14 millones de años.
De ellos descienden los primeros humanos: Australopithecus, (8 millones de años), Bahrelghazali, Afarensis, Basei, Hábiles, Ergaster y Erectus, entre otros. De estos el paleo antropólogo Alan Walter nos dice que el Homo Erectus es el velocirraptor humano. “Si pudieras mirarle a los ojos. Preferiría no hacerlo. Tenía un aspecto humano, pero no conectarías con él. Te convertirías en su presa”.
Leonardo Boff habla del Homo demens y el Homo sapiens. Dentro de nosotros lucha incansablemente el demente y el sabio y la ciencia es la extensión de nuestra conciencia.
La ciencia es un instrumento para que siga la vida o para que esta sucumba en el infierno atómico o se hunda en el mar para siempre.
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