Zamora – Ecuador
Hay quienes para descubrir los secretos de la vida se sumergen en infinidad de páginas de libros, algunos prefieren la red de internet, unos más buscan explicaciones divinas y otros, como decenas de científicos europeos y andinos, eligen el bosque tropical de montaña del sur de Ecuador.
En el límite entre las provincias sureñas de Azuay y Zamora, diez kilómetros cuadrados de bosque tropical de montaña son el «paraíso» para decenas de científicos alemanes, ecuatorianos y un español, que escudriñan la naturaleza para mantener el ecosistema.
Una pequeña caseta al filo de la carretera es la entrada a la Estación Científica San Francisco, un impresionante mundo de ciencia, tecnología y naturaleza que tiene su «base central» en una instalación montaña abajo de la vía principal a la Amazonía, donde estudian el viento, flora, fauna, tierra, agua, hongos…
Aparte de la estación central (a 1.800 metros sobre el nivel del mar), parcelas satelitales en Bombuscaro (a 1.000 metros) y Cajanuma (a casi 3.000 metros) recogen datos de la zona, donde se encuentra el Parque Nacional Podocarpus, parte de la reserva de biosfera homónima, declarada como tal este año por la UNESCO.
Hace una década, cuando comenzó el proyecto, se investigaba la biodiversidad para describirla, pero ahora analizan también el manejo sostenible de un ecosistema de montaña megadiverso, indicó a Efe el biólogo alemán Félix Matt, coordinador de la Estación.
«La meta es ayudar, con ideas probadas científicamente, a determinar cómo mantener el ecosistema sin destruirlo», dijo al detallar que unos científicos investigan el cambio de la microfauna por efecto, entre otros, de la lluvia y el viento.
Otro grupo trata de descubrir cómo cambia la asociación de plantas por la alimentación del suelo; otro analiza los hongos y uno más experimenta con reforestación de plantas autóctonas.
Asimismo, hay quienes investigan cómo cambia la vegetación en el gradiente de la altura y buscan las razones por las cuales el páramo en Loja es el más bajo de la región andina ecuatoriana, lo que explica, entre otros, la alta biodiversidad en el Podocarpus.
El estudio de las mariposas y su relación con plantas alimenticias o los efectos que el abono y nutrificación de suelos tiene sobre el agua, son otros de los temas que mantienen ocupados a los científicos, la mayor parte jóvenes, que realizan con estos trabajos sus tesis de licenciaturas, doctorales o maestrías.
Entre los trabajos más destacados de la estación figura la recolección -una o dos veces por semana- desde hace diez años, de muestras de agua para analizar los nutrientes: «Seguramente son los datos más largos ‘in situ’ que hay en el mundo», dijo Matt.
La Estación Científica, en la que están involucradas quince universidades alemanas y seis locales, es el proyecto de investigación del bosque tropical de montaña mas grande del mundo financiado por Alemania.
Meticulosos en sus investigaciones, los científicos recorren el bosque con una mirada especializada y descubren detalles que gente habituada al asfalto no detecta ni al estar parada sobre ellos en medio de la montaña: «La estética de la hojarasca, sus formas maravillosas…cada una es una postal», aseguró Matt.
Bajo un calor húmedo y subiendo por una empinada montaña, Matt se vuelve a enamorar de la naturaleza. Cómo no hacerlo si el esquivo inca jai, un pájaro conocido como la alarma del bosque, se aparece caminando a escasos dos metros.
A pocos metros, un gran árbol con pequeños huecos prueba el rondar de un pájaro carpintero en busca de insectos, dice Matt que, además, se declara «fascinado» de los diversos tonos de verde en el bosque, que albergan a sus grandes consentidos: los murciélagos.
«Por miedo a los vampiros, la gente los mata, y acaban con polinizadores que dispersan las semillas», dice al desmenuzar en su mano un excremento de murciélago que encuentra en el bosque y que contiene diferentes especies de pimienta, tomates y frutas.
Según Matt, unas 80 o 90 especies de plantas dependen de los murciélagos, que son polinizadores y sembradores.
Para él, la clave de todo es la educación: «Sólo se protege lo que se conoce y se ama» y por eso escudriñan la naturaleza, para tratar de descubrir sus secretos y preservar la vida, dice mientras se lamenta de rumores de que una empresa canadiense quiere sacar cobre de las entrañas de ese «bosque de vida».
EFE