Con violencia extrema un preso golpeaba con un pedazo de madera al cuerpo sin vida de quien, minutos antes era su compañero en la Cárcel de varones de Esmeraldas, donde hoy, 6 de diciembre, dos bandas se amotinaron y enfrentaron con armas de fuego, machetes y cuchillos.
Los golpes que se propinaban al preso que después, al igual que otro interno, terminó calcinado por el fuego provocado por sus verdugos. Al final, se registraron seis asesinatos y 10 heridos.
Tener el control del centro carcelario con más de 1.700 presos, cuando su capacidad original no permite acoger más de 800, fue la razón de la revuelta de los presidiarios. En medio de los tumultos seis lograron fugarse, pero luego fueron recapturados.
Policías, militares y guías penitenciarios fueron los encargados de retomar el control interno y externo del lugar. En contraste, en el exterior del penitenciario familiares de los internos exigían respuestas a preguntas cómo: ¿quiénes son los heridos? ¿los muertos? ¿cuándo los volveremos a visitar?. Los entes de seguridad priorizaron sus fuerzas en transportar a los heridos y muertos.
Noticia en desarrollo
