María Eugenia Mina perdió a su esposo y la soledad se apoderó de ella. Sus días de felicidad con la persona que amó terminaron y su situación empeoró hace cuatro años.
Con el pasar del tiempo ya no pudo caminar ni realizar sus actividades cotidianas y es por eso que tuvo que emigrar desde la parroquia Montalvo en el cantón Rioverde a la ciudad de Esmeraldas, donde pidió posada en la casa de su hija Mariana de Jesús.
Su primogénita cuenta que para poder movilizar a su madre tenía que transportarla en un vehículo de tres ruedas, el cual no brindaba las garantías, ocasionándole más afectaciones su cuerpo.
Por ser de escasos recursos económicos, acudieron a la Unidad de Asistencia Médica, Desarrollo Social y Cultural (Unamidesc) de la Prefectura de Esmeraldas en busca de ayuda.
Roberto Ortiz, presidente de la Unamidesc, analizó el caso y de manera inmediata se dispuso que el equipo técnico y de trabajo social donara una silla de ruedas para la mujer de 99 años.