Estadio Folke Anderson, 80 años de historia deportiva

Su nombre se debe a uno de los empresarios más exitosos que tuvo Esmeraldas, en la época del banano.

El estadio Folke Anderson de Esmeraldas, escenario deportivo donde se han enfrentado equipos de gran importancia en la historia futbolística de la localidad y nacional, nació como un campo municipal en 1938, por iniciativa del comandante Benjamín Coronel.

Antes de estar el estadio se jugaba en las canchas de tierra, ubicadas en calles Olmedo, Mejía, Manuela Cañizares y Eloy Alfaro, eran dos manzanas: la una funcionó donde era la empresa ‘Panamericana’, que fue repartida para vivienda y la otra donde es el parque infantil Roberto Luis Cervantes.

La instalación anterior fue convertida en una plaza cívica con el nombre de Imbabura y la Federación Deportiva tuvo que buscar un local donde actualmente funciona, en la calle 6 de Diciembre, entre Antonio Ricaurte y Juan Salinas.

Paraíso de trabajo

La obra fue construida por el ingeniero Galo Andrade, con una tribuna con capacidad para 1.500 personas, camerinos y baños para los jugadores. A la par se efectuó el diseño de las esculturas de la fachada, que muestran al deportista esmeraldeño en toda su majestuosidad.

En ese lugar empezó a funcionar la Federación Deportiva de Esmeraldas, donde se rindió homenaje a Carola Castro Jijón ‘La flechita de oro’, campeona Sudamericana de 100 metros planos en Bogotá en los juegos Bolivarianos de, 1938 y en Lima en el Sudamericano de 1939.

Un tiempo más tarde que llegó a la presidencia, Wellington Weir, empezó a trabajar en bien del deporte; luego se hizo cargo de la presidencia Walter Quiñones Sevilla, que consiguió que el empresario Folke Anderson, que era gerente general de Astral, compañía exportadora de banano que dio mucho beneficio a Esmeraldas, convirtiéndose esta ciudad en un paraíso del trabajo, financiara la construcción de la tribuna.

Primer equipo

Esa infraestructura que todavía está ahí y por eso y por mandato popular se le colocó el nombre de ese caballero sueco. Walter Quiñones, era el presidente en aquella época y ese fue un acontecimiento nacional, porque era la primera presencia que hubo de la empresa privada en los asuntos del deporte.

Por ese tiempo, Esmeraldas tenía un equipo calificado que lo bautizaron como la ‘Amenaza Verde’, integrado por futbolistas muy buenos, otros no tanto, agregándole a unos más que nunca jugaron, pero no se sabe cómo resultaron en la lista del mencionado equipo.

Uno de los encuentros que favoreció al prestigio de ‘La Amenaza Verde’ fue el que sostuvo con el Degerfors, campeón de Suecia, que vino especialmente invitado por Folke Anderson.

En forma previa apabulló por 6 goles a cero al Aucas, en su debut en el profesionalismo, y pocos eran los que confiaban en la calidad del representativo local, que en vibrante e inolvidable desafío empató a un gol con los europeos.

Pago de impuesto

Sobre cuánto costó la construcción del estadio nadie puede decir nada, porque quien contrató la obra fue el mismo Folke Anderson, como lo afirma el conocedor del tema, el periodista Edgar Quiñones Sevilla, presidente de la Federación de Periodistas, detallando que en aquel tiempo, las donaciones que una empresa privada hacía eran rebajadas en el pago del Impuesto a la Renta.

La generosa acción de Folke Anderson no le fue tan costosa, porque lo que invirtió en la construcción de la tribuna del estadio fue descontada del impuesto que pagó luego de que construyó la obra.

El resto de localidades, la general y otras dependencias fueron construyéndose más tarde por gestión de algunos presidentes como Marco Coronel, Walter Quiñones, Francisco Mejía. (MES)