La espiritualidad aporta a tratamiento de pacientes con cáncer

Aporte. La especialista Ana Santangelo en el Congreso Internacional de Oncología desarrollado en Ambato.
Aporte. La especialista Ana Santangelo en el Congreso Internacional de Oncología desarrollado en Ambato.

Albert Einstein dijo “la ciencia sin espiritualidad esta coja y la espiritualidad sin ciencia esta ciega”, es una de las frases que recalca Ana Santangelo, especialista en Enfermería Oncológica procedente de Argentina, después de analizar cada aspecto de la atención al paciente con cáncer.

La especialista argentina tiene más de 32 años como enfermera, y como toda joven buscó su formación pasando por varias especialidades, sin embargo, cuando realizó la especialidad de oncología descubrió su pasión, no solo por lo que conlleva en su profesión, sino también porque le ayudó a descubrir la espiritualidad que lleva dentro de sí.

A decir de Santangelo en esta especialidad encontró su camino, descubrió la fuerza que tiene el ser humano dentro de cada uno, fortaleza que brota cuando afronta una situación adversa de difícil superación. “Difícil pero no imposible”, comenta, al tiempo de asegurar que en efecto en todos sus años de vivencias junto a pacientes que luchan contra el cáncer, varios son los casos que inexplicablemente surgen victoriosos.

Según la especialista más allá de la religión que se profese, es la espiritualidad, la fe y la creencia en algo superior lo que aporta considerablemente para afrontar este reto de vida.

“El paciente oncológico cuando le diagnostican esta enfermedad, es como si le dieran con un mazo en la cabeza que destruye su alma, su entorno más allá de su cuerpo”, dijo.

A pesar de que la especialista cuenta con bases científicas fuertes, asegura que aunque es muy difícil de creer para quienes no son creyentes, sin embargo, es en ese momento cuando saben que algo superior existe, pues “la ciencia no tiene la última palabra, creo que es la conjugación de las dos, espiritualidad y ciencia”, dijo.

Vivencia

El miedo y la desesperación son las fieles compañeras de Marcela Llerena, una joven mujer de 46 años, quien acude al Hospital Oncológico Dr. Julio E. Paredes C. de Sociedad de Lucha Contra el Cáncer (Solca) Tungurahua para recibir el tratamiento que requiere para su enfermedad.

Ella fue diagnosticada con cáncer de tiroides hace ya más de dos años, recuerda con nostalgia que el día en que le confirmaron que padecía de esta dolencia lo único en lo que pensaba es que iba a morir muy pronto, y que además su muerte iba a ser muy dolorosas.

“El imaginario que se tiene del cáncer es que es una sentencia de muerte y es eso lo que le mata a uno, más aún si se tiene hijos, estaba devastada”, comenta.

A decir de Marcela, ella no era una persona aferrada a la religión y tampoco lo es ahora, “pero sé que existe una fuerza poderosa, un ser supremo que me da la mano, guía y alimenta mi espíritu. Es esa fe la que me ayuda a seguir”, dijo.

Según Marcela es la atención amable, la fuerza de voluntad que emanan las enfermeras oncológicas las que ayudan al proceso de tratamiento.

Un caso similar le sucedió a Nadia Vásquez, quien sintió que el mundo se le derrumbaba al saber que podía padecer de cáncer de mama, por lo que debía realizarse exámenes.

Ella llegó al centro médico y antes de realizarse la mamografía y demás exámenes, la enfermera oncológica con mucho respeto de sus creencias le preguntó si quería orar, ella solo asintió y oraron juntas, luego de un tiempo el resultado fue negativo.

Según la especialista argentina, es necesaria una fortaleza espiritual muy alta, no solo para transmitir a los pacientes, sino también para soportar estar siempre junto al sentimiento de muerte con el que llegan las personas que padecen de cáncer. (FCT)