No es necesario entrar en causas históricas de discriminación de la diversidad cultural, esto es más que conocido. No creo necesario tampoco recordar que las élites que han gobernado Latinoamérica, salvo poquísimas excepciones, han mantenido a la diversidad étnica en muy malas condiciones y la igualdad de oportunidades no solo no existía, sino que tampoco se la esperaba. Es una realidad y no tiene discusión.
Ser negro, indígena o montubio. No debe significar tener una determinada opción ideológica o partidista, las opiniones y artículos que en los últimos días hemos observado en el reciente proceso electoral, nos hacen reflexionar sobre el papel que el tema identidad cultural tiene en la política nacional y como afectan a la sociedad estas batallas.
Ahora bien, otra cosa muy distinta es la instrumentalización política de los Pueblos y Nacionalidades que algunos pseudos líderes sectoriales la han tomado de manera arbitraría y hacen sobre ella su “bandera de lucha social” pero de forma y fondo deja como resultado la participación política y de esa manera autoproclamarse los auténticos defensores de los derechos y de la identidad cultural nacional. Derechos que, por cierto, no son una prebenda ni un favor, sino una obligación moral de cualquier gobernante, de cualquier tendencia, en cualquier lugar del mundo.
Por ello es fundamental que por Cultura General y antes de creerse dueños de la verdad absoluta y líderes únicos e indelegables de las luchas históricas de los Pueblos ancestrales de la nación. dar un repaso a la Declaración de Derechos Humanos de vez en cuando, y de esa forma no considerar que los derechos que merecen los Pueblos y las Nacionalidades en este país, sean un regalo o una consecuencia de determinados aspirantes a encajarse en el gobierno. Es ineludible reconocer que la instrumentalización partidista de la identidad cultural por la política nunca trae nada bueno.