El mundial que yo viví

Un brillante relato del Escritor Fausto Jaramillo que declarandose poco fanático de este deporte nos da su visión.


Confieso que no soy fanático del fútbol. Soy apenas un aficionado que, ocasionalmente, va al estadio a gastar la mañana de un domingo antes que, a gritar y comer unas empanadas de morocho acompañadas por un vaso de cerveza. Como ven, soy un aficionado pasivo que no logra despegarse de esa catarsis colectiva que se llama fútbol.

En los estadios he visto detalles de amistad y compañerismo, pero también he sido testigo de agresiones y violencia gratuita. Muestras de habilidades con el balón, pero también errores garrafales en su manejo. Aprendí que el trasponer la muralla de algún defensa se denominaba “driblar” hasta que desde Italia vino la palabra “gambetear”. (Quiero suponer que esta última, ya debe constar en los diccionarios de la lengua castellana). Así como aprendí a entender los significados de corner, de faul, de offside y hasta de fair play.

En mis, algo más de siete décadas de edad, he asistido a algunos partidos de los campeonatos nacionales y, por supuesto, a lo lejos, a los últimos 16 campeonatos mundiales de este deporte, desde el que jugara en Suecia en 1958 hasta el de Qatar el año pasado. De los primeros me enteraba gracias a la prensa escrita y a los comentarios que, señores entendidos en este deporte, expresaban en alguna emisora de radio.
Creo que desde el de México en 1970, pude asistir a algún partido gracias a las transmisiones televisivas. Claro que no lo podía hacer a todos los partidos, pero sí a aquellos que jugaba la selección de mis preferencias y a las finales.

¿QUÉ HAY DETRÁS DE LOS CAMPEONATOS?

Nunca había pensado que dichos campeonatos escondieran tras bastidores tantas historias positivas unas, y otras no tanto. Recién en este último, muchas de esas historias fueron evidenciadas, lo que le dio a esta cita mundialista un carácter especial.

ECONOMÍA Y CORRUPCIÓN

Mucho antes de la ceremonia de inauguración del campeonato propiamente dicho, comenzaron las disquisiciones, discusiones y escándalos. En una de las ceremonias de la FIFA, la organización rectora del fútbol en el mundo y la que determina las reglas del juego, su presidente, mostrando una extraña sonrisa dictaminó que, las próximas sedes serían: Rusia 2018 y Qatar 2022. La sorpresa fue mayúscula pues, países con mayor historial en este deporte, con mayor infraestructura instalada y experiencia probada, no fueron escogidos. La razón esgrimida para esta decisión fue la FIFA tenía la obligación de difundir el fútbol en zonas y países hasta entonces poco apreciados.

EL FÚTBOL COMO ESCENARIO
DE PUBLICIDAD DE UN PAÍS

Las dos sedes propuestas se pusieron a trabajar con intensidad en forma inmediata. Rusia que si tiene estadios no necesitó mucho esfuerzo y financiamiento para lograr su cometido; mientras que Qatar empezó a convocar a arquitectos y constructores para que en poco tiempo levanten los monumentales estadios que debían acoger a 50 mil o más espectadores en sus graderíos, así como la infraestructura hotelera para las delegaciones y para los aficionados.

Los estadios propuestos y diseñados no solo cumplían con lo estipulado, sino que fueron más allá; enormes sistemas de aire acondicionando cubriría el gramado y hasta los graderíos. Se construyó un futurista sistema de transporte urbano, se establecieron rutas, hoteles, mercados, etc., para los turistas y aficionados que no compartían sus creencias religiosas y podían actuar contra sus rígidas leyes basadas en el Corán. En fin, Qatar no escatimó presupuesto alguno para que el campeonato fuera inolvidable y su país fuera conocido y admirado por todo el mundo.

QATAR Y EL COVID

El de Rusia terminó y, si hubo turbulencias, pronto quedaron olvidadas; en cambio el de Qatar aún antes de comenzar recibió el impacto de la pandemia cuando una selección, la de Vanuatu, debió retirarse de las eliminatorias de su zona, porque de 29 personas que conformaban su delegación, 27 dieron positivo a la prueba del virus.

QATAR Y LOS DERECHOS HUMANOS

Eso no fue todo, Qatar, también recibió el rechazo de organizaciones defensoras de los derechos humanos y por un escándalo de corrupción que apuntó a una alta dignataria de la Unión Europea.
En lo concerniente a la denuncia de las organizaciones de derechos humanos, esta tiene que ver con trato recibido por los trabajadores de diferentes países que fueran contratados para la construcción acelerada de los estadios y demás infraestructura por parte del gobierno de Qatar. En la acusación se lee que por el trato displicente se obviaron medidas de seguridad, dando como consecuencia varios trabajadores fallecidos, otros maltratados, pagas insuficientes y condiciones infrahumanas.

QATAR Y LAS COIMAS

Las sospechas para designar las sedes del mundial llevaron a los medios de comunicación y a las fiscalías de varios países a iniciar investigaciones sobre los movimientos contables de la FIFA y sus dirigentes. Los resultados fueron conocidos, especialmente aquí en América Latina, a partir de unas investigaciones sobre lavado de dinero de la fiscalía de los Estados Unidos que arrojaron varios nombres de dirigentes del fútbol de la región, incluso de nuestro país, envueltos en actos ilícitos. Luego el propio presidente de la FIFA y su hipotético sucesor debieron abandonar sus cargos presionados por las sospechas de estar envueltos en actos de corrupción. Por el mundo de Netflix circula un documental titulado Los intersticios de la FIFA, en el que es posible seguir toda la trama poco clara de estas acciones.

Por su parte, la alta dignataria de la Unión Europea debió renunciar y ahora afronta investigaciones judiciales que podrían llevarle a la cárcel.

A JUGAR SE HA DICHO

A pesar de todo, la fiesta llegó. La ceremonia inaugural intentó ser un llamado a la integración humana dejando de lado cualquier diferencia. El diálogo entre un conocido actor afrodescendiente de Hollywood, con un joven con árabe sin piernas fue la imagen encargada de transmitir el mensaje. Tras ello se dio paso al primer partido, en el que la selección anfitriona enfrentó a la selección de nuestro país.
No puede faltar en este recuento del mundial que viví a través de la televisión, la destacada presentación de nuestra selección que, mientras se mantuvo en el torneo, se batió de igual a igual con selecciones como la de los Países Bajos, la famosa Naranja Mecánica, demostrando calidad técnica, madurez emocional y ganas de triunfo.

EN LOS GRADERÍOS

Lastimosamente, el comportamiento de nuestros compatriotas, en los graderíos del estadio causaron serias protestas y la FIFA castigó al Ecuador con la pérdida de 3 puntos, equivalentes a la pérdida de un partido, al país, en la próxima eliminatoria del evento mundialista.

Es que en los graderíos aparecieron miles y miles de ecuatorianos, hay quienes calculan que alrededor de 20 mil compatriotas llegaron a Qatar a asistir a la cita deportiva, lo que en términos económicos significa más de 200 millones de dólares que salieron del Ecuador.

¿Acaso no era verdad que el país atraviesa una crisis económica de enormes proporciones, agravada por la cuarentena del coronavirus? Alguien me explicó: “de aquellos 20 mil ecuatorianos, no más de 2 mil salieron del Ecuador; los restantes son emigrantes que residen en otros países, pero que se sienten ligados a su tierra.

Luego conoceríamos que; incluso, cientos de compatriotas, amantes del fútbol y de su selección, fueron estafados por aparecidos empresarios que sirviéndose de la oportunidad ofrecieron viajes a Qatar, con entradas a los estadios incluidas, pero que, llegado el momento, no aparecieron los aviones contratados para transportarlos. Cuando se dieron cuenta del engaño, ya fue tarde, pues los pillos desaparecieron.

FÚTBOL Y MÁS FÚTBOL

A partir de ahí, todo fue fútbol, más fútbol; festejos, alegría, cánticos y sorpresas.
En lo propiamente deportivo quisiera destacar la presencia de la humildad, encarnada en selecciones de países considerados “chicos” en el historial de este deporte. Países de Asia, África, de los Balcanes y de nuestra América jugando de igual a igual con las orgullosas selecciones europeas como Alemania, Francia, Inglaterra; de América del Sur, como Brasil y Argentina y, aunque la final estuvo entre la orgullosa y pretenciosa selección africana vestida con las camisetas de Francia y la también orgullosa y pretenciosa Europa vestida con los colores de Argentina, no es menos cierto que el tercero y cuarto lugar fueron para Croacia y Marruecos, dos países sin mayores antecedentes dentro del desarrollo de los mundiales.

Antonio Gramsci, escritor italiano de la primera mitad del siglo XX, definía la crisis como el momento en que coincidían aquellos elementos que tenían que morir, no morían, y los que tenían que nacer, no nacían. Pero, lo sorpresivo fue admirar la prestancia de jugadores jóvenes que, con fuerza, mostraron que les ha llegado el momento de reemplazar a los jugadores ya consagrados.

Hubo un relevo generacional que anuncia que los próximos mundiales serán un dechado de calidad y alegría.

JAPÓN Y SU LECCIÓN

Luego, otro hecho no deportivo, ocuparía grandes espacios en los medios de comunicación: resultó sorpresiva la lección de los aficionados japoneses dieron a todo el mundo, ya que, luego de un partido jugado por su selección, se quedaron recogiendo la basura de los graderíos del estadio.
No faltaron los cánticos alegres que brotaron de la inspiración del momento de los aficionados, para alentar a sus jugadores; cánticos que salieron de los estadios para inundar calles y plazas de Dubai, la capital de Qatar.

EL BALÓN SEGUIRÁ RODANDO

El balón, esa misma pelota redonda que, con otras características tecnológicas rodó en el mundial de Suecia, siguió rodando en esta cita mundialista. Del balón de cuero al balón de material sintético, del inflado con bombas de aire, al inflado en grandes industrias con chips electrónicos incluidos, el mundo del fútbol seguirá convocando a millones de espectadores, que por 90 minutos se olvidarán de su cotidianidad y vivirán momentos de emociones contenidas con gritos y lágrimas.
Fausto Jaramillo Y.