El anuncio presidencial de eliminación del examen de ingreso a las universidades públicas causó mucha expectativa, especialmente en los jóvenes necesitados de acceso a la educación superior gratuita y sus familias.
Pero, ¿realmente se eliminó la prueba de acceso a la universidad? No. Únicamente se pasó a las propias instituciones de educación superior la responsabilidad de aplicarlo. Es decir, en blanco y negro, sigue vigente la obligación legal de rendir una prueba que permita a la juventud ecuatoriana acceder a un cupo en la universidad pública.
¿Qué ocurrió entonces? Pues al parecer fue un juego de palabras para quitarle a la Senescyt y al Gobierno el peso político de los reclamos e insatisfacciones que dicho examen le factura con más de 98 mil jóvenes que cada año se quedan sin la posibilidad de estudiar una carrera superior en el sistema público.
Pero si el Presidente lo anunció, ¿por qué no se elimina el examen? Pues básicamente porque la obligatoriedad de aplicarlo consta en la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) y eso es algo que desde el poder Ejecutivo no se puede reformar de un plumazo.
Lo que Presidente sí hizo fue decretar el Reglamento de aplicación de la LOES, en donde sí tiene la capacidad legal de ‘pasarle la pelotita’ a las universidades, pero no tiene el poder de eliminar el examen. En la práctica lo que cambió fue de responsable: ya no está en manos del Gobierno nacional y pasa a manos de las universidades, pero sí hay examen.
Padres de familia: su hijo sí tiene que rendir un examen para acceder a un cupo en la universidad pública. Joven bachiller ecuatoriano: ya no le va a tomar la prueba la Senescyt, pero de todos modos tiene que darla en la(s) universidad(es) en las que quiera intentar ingresar; es decir, en lugar de dar un solo examen que antes le tomaba la Senescyt probablemente le toque rendir uno por cada institución de educación superior a la que usted quiera postular.