Todo lo que debes saber sobre la meningitis y la importancia de la detección a tiempo

Fiebre alta repentina, rigidez en el cuello, dolor de cabeza intenso (diferente a un dolor de cabeza normal), náuseas.
SÍNTOMAS. Fiebre alta repentina, rigidez en el cuello, dolor de cabeza intenso (diferente a un dolor de cabeza normal), náuseas.

EFE SALUD · La causa de la meningitis es una infección viral o bacteriana en el 80 por ciento de los casos, aunque también las hay parasitarias o micóticas, es decir, producidas por parásitos u hongos de amplio espectro.

Cuando la infección afecta al cerebro en sí se denomina meningoencefalitis. La meningoencefalitis puede producirse a cualquier edad, aunque es más frecuente en niños menores de 5 años y en edad adulta.

Cicatrices en el cerebro

“En este tipo de patologías, el diagnóstico precoz es muy valioso. Un diagnóstico en las primeras horas de la aparición de los síntomas es determinante para evitar secuelas graves y daño cerebral irreversible”, señala el doctor Antonio Miguel Carra, neurólogo del Hospital Quirónsalud Marbella.

Aunque la sintomatología no es muy precisa, sí contiene algunos signos alarmantes que pueden llamar la atención.

Fiebre alta repentina, rigidez en el cuello, dolor de cabeza intenso (diferente a un dolor de cabeza normal), náuseas o vómitos, confusión o dificultad para concentrarse, convulsiones, somnolencia, falta de apetito o sed, sensibilidad a la luz, erupción cutánea… son algunos de estos signos y, ante un conjunto de ellos, es importante acudir de inmediato al centro sanitario.

Pronta atención

El problema es que cuando la inflamación de las meninges afecta al cerebro, devolver este a su estado previo a la infección es muy difícil. Casi siempre quedan secuelas.

Son, según el doctor Carra, como cicatrices en el cerebro que pueden dejar en este múltiples consecuencias: afasia -dificultad en la expresión oral y en la lectoescritura-, hipoacusia neurosensorial -que es el deterioro de la audición por daños en el oído interno o el nervio auditivo que lleva el sonido al cerebro-, pitidos en los oídos, pérdida total de olfato y gusto, ausencia de sensación de hambre o sed, bajadas y subidas de tensión repentinas, insomnio, dolores fuertes de cabeza…

En definitiva, un cuadro clínico complejo que conduce al enfermo a la incapacidad absoluta y que provoca un vuelco rotundo en su vida.

Detección

Afortunadamente, en las últimas décadas, en países como España, donde la vacunación contra los principales agentes que pueden provocar meningitis es amplia, la incidencia de la meningitis bacteriana se ha visto reducida significativamente.

También ha ayudado a la mejora de los hábitos de higiene o de los hábitos de vida, más saludables, que fortalecen nuestro sistema inmune.

“En el caso de las meningitis virales, además de tener un mejor pronóstico, son hasta 20 veces más frecuentes durante el primer año de vida y tienden a disminuir con la edad”, señala el especialista.

El diagnóstico de la meningitis se realiza mediante una evaluación clínica, análisis de sangre y líquido cefalorraquídeo y pruebas de imagen como la resonancia magnética.

Tratamiento

El tratamiento de la meningoencefalitis depende de la causa subyacente de la enfermedad.

En el caso de infecciones bacterianas o fúngicas, se utilizan antibióticos y antifúngicos respectivamente.

Para las infecciones virales, el tratamiento puede incluir antivirales y cuidados de soporte para aliviar los síntomas. En casos graves, pueden requerir hospitalización en una unidad de cuidados intensivos.

El mejor modo de prevenir la meningoencefalitis es la vacunación sistémica, las medidas de higiene tan elementales como el lavado frecuente y regular de las manos, el cubrimiento de la boca al toser o estornudar y evitar compartir alimentos, bebidas o utensilios con personas enfermas.

También es recomendable la vacunación específica contra enfermedades que pueden causar esta afección, como la meningitis bacteriana y la encefalitis japonesa.