Siguen las comedias

Jaime López

En el país sigue el montaje de las comedias, que parecen no tienen fin, su principio está ubicado en la elección que tuvo cuestionamientos y demostraciones de que no fue lo que democráticamente debió ser, que se la aceptó porque existía la esperanza de que se terminaba la década populachera y empezaba un nuevo período, pero que poco a poco ha provocado desazón, desconfianza y la creencia general de que, comedias de por medio, estamos casi como antes, soportando las deplorables presentaciones de los actores no renovados, que siguen recitando los argumentos fabricados por los mismos guionistas al servicio de un nuevo director, que cada día parece ser el de antes. Se abre el telón del escenario de la cívica conmemoración del bello puerto y el principal actor le anuncia al público nacional la construcción de la nueva obra faraónica como remedio para la angustia económica, a la decoración de la comedia contribuye la actuación tibia y mesurada del segundo actor al que le faltó decir, en lenguaje popular, hagan no más, los rieles para el tren, que ya hemos de ver. A renglón seguido se abre el telón de la ONU y en su escenario se escucha la protesta contra el imperialismo, por parte del Presidente ecuatoriano, aupando a la jauría cubana a la que solo le faltó zapatear en las mesas de sus escritorios, la señora Presidente seguramente está impedida de refrenar estos desbordes, porque nada hizo para reprimirlos. Aquí la corrupción es protagonista de la comedia permanente, una de las comisiones nombradas por la Asamblea será actriz principal para que reciba merecida sanción la asambleísta que quiere ocultarse en la cantaleta de la falta del debido proceso. Lo que no ha tenido la sagrada memoria del General Gabela, porque está en la penumbra esperando se proclame a los culpables de su asesinato y se complete lo que le falta al alma nacional. Y la última comedia, está disponible, escrita por el guionista que le facilitó al Fernando Alvarado las herramientas para que se quite su grillete y sacando su lengua le haya dicho adiós al Fiscal y al Juez, huyendo seguramente a Bélgica para pedir asilo argumentando ser perseguido político. Ojalá que no esté el rey Baltazar español atrás, porque de ser así, la nueva joya, con el Assange incluido en el reparto, estará completa.