‘Criar con salud mental’, un libro en tiempos de la adolescencia más poderosa y vulnerable

EMOCIONES. No tolerar la frustración y las mentiras de las redes sociales pueden afectar negativamente a los adolescentes.

Madrid (EFE) · «Tenemos los adolescentes más poderosos y vulnerables de la historia», con una gran fragilidad por no haberles enseñado la tolerancia a la frustración y muy expuestos a las mentiras de las redes sociales, según explica en una entrevista con EFE la psiquiatra infantojuvenil, María Velasco, que acaba de publicar ‘Criar con salud mental’.

 

En Ecuador un adolescente está entre los 12 y 18 años de edad. 

Es un manual (PAIDÓS) con el que la psiquiatra del hospital madrileño Ramón y Cajal pretende prevenir las enfermedades mentales en lugar de tratarlas, tras atender «cada vez más casos» de niños y adolescentes «con dolor psíquico, trastornos depresivos, ansiedad» o situaciones muchas veces evitables «con dos o tres cosas» hechas de otra manera.

Un libro en el que está muy presente la influencia de las redes sociales en el incremento de la violencia, los suicidios, las autoagresiones, las violaciones, la pornografía o el ciberacoso, y en el que advierte de que se ha introducido internet en la educación «sin ser conscientes de las consecuencias que está teniendo».

Una buena infancia sí que es garantía mayor de salud mental".

María Velasco,

Psiquiatra infantojuvenil

«Va a haber una generación de menores que nos enseñe las consecuencias y que nos ayude a rectificar y legislar todo esto», lamenta Velasco, quien cree que lo harán los jóvenes que ahora «tienen de 19 años para abajo».

Ser padres hoy es más difícil que nunca: el progenitor quemado

Según la terapeuta, vivimos en una sociedad muy individualista, en la que cuidar es muy difícil y en la que predomina el mensaje de «este es el momento», sin dar valor a la experiencia ni a los años, y en la que las familias están cada vez más alejadas.

Cuanto más rígido seas, más impongas una manera de vivir o más reproches hagas, más fuerza y más intentos
de asesinato van a tener que hacer los menores para salir bien de la adolescencia".
María Velasco,
Psiquiatra infantojuvenil

«Buscamos atajos y apaños, y damos a nuestros hijos horas de pantallas, juguetes o planes desmesurados» para intentar compensar la falta de tiempo en la atención o en los cuidados, así como les recompensamos con la sobreprotección o con una crianza negligente.

El problema social detrás de la fragilidad psíquica infantil y adolescente

Se refiere Velasco a la falta de capacitación de los menores para sobrevivir en la vida debido a la necesidad de ser todos «súper felices»: «Nadie quiere sentir una emoción que no sea agradable, no les enseñamos que la tristeza, la rabia o la frustración son emociones que hay que sentir y aprender a gestionar; las taponamos y las evitamos».

«Entonces nuestros hijos son más frágiles. No toleran esforzarse un poco sin resultado inmediato. No toleran lo que no es como ellos quieren», explica la psiquiatra, mientras subraya que un pilar muy importante de la salud mental es la capacidad de adaptación, de aceptar la realidad para intentar manejarla.

El poder del no

María Velasco es rotunda al afirmar que «no hay que cumplir ni satisfacer todos los deseos y todas las necesidades de los hijos», y defiende el papel del «no», que define como «imprescindible» para marcar límites.

«Decir ‘no’ a alguien reafirma nuestra identidad» y cuando lo recibimos de otra persona «estamos aceptando hasta dónde podemos llegar», relata, a pesar de que reconoce que es una palabra que cuesta mucho usar con los hijos porque se asocia al trauma o a ser malos padres y «todos queremos ser estupendísimos y vendernos en positivo», lo que, a su juicio, es imposible.

La salud mental y la infancia

Explica la experta que detrás de las enfermedades mentales no siempre hay problemas en la infancia, aunque asegura que, si existe una buena crianza e infancia, la persona será más resiliente, tolerará mejor el dolor, se sentirá más sostenida y construirá una identidad más solida.

«Una buena infancia sí que es garantía mayor de salud mental», así como una mala es un factor claro para trastornos o enfermedades mentales, resalta.

La latencia, el período de 6 a 12 años a tratar con mucho respeto

Velasco subraya la importancia de este período muy desconocido en el que los menores «están muy hacia fuera para hacer amigos» y se desarrollan las funciones de aprendizaje, la capacidad de sacar conclusiones, hacer esquemas o de memorizar».

Una fase con una emocionabilidad aún muy infantil, por lo que alerta de que es la época donde se produce mayor acoso escolar, ya que las relaciones sociales son muy difíciles y a la vez muy importantes.

Según la psiquiatra es un momento «un poco frágil» porque no se ha desarrollado una ética personal, la empatía se está forjando y se empieza a valorar el lugar que ocupas en el grupo.

El duelo de la adolescencia, una etapa de grandes cambios

«Es una etapa de dejar cosas atrás, de duelo, de despedida de ideales, y de caer en la cuenta de las limitaciones”, un momento complicado, según Velasco, con grandes cambios en el cerebro y en la actividad hormonal, que generan mayor impulsividad e inestabilidad emocional.

Y todo ello mientras se produce un cambio corporal enorme «sin pedir permiso» y de gran visibilidad del que todo el mundo opina y que hace que te compares con el resto, mientras hay una exigencia académica tremenda, la «sexualidad ha llegado para inundarlo todo» y cambia la relación con los padres.

Es el momento de matar a los padres y buscar la identidad propia: «Cuanto más rígido seas, más impongas una manera de vivir o más reproches hagas, más fuerza y más intentos de asesinato van a tener que hacer los menores para salir bien de la adolescencia».

Por ello, Velasco recomienda soltar, escuchar y llegar a acuerdos, sin olvidar los cuidados ni perder las jerarquías.

La adolescencia idealizada

Describe a unos jóvenes muy expuestos, con una gran soledad -sin relaciones de verdad sino muchos amigos en línea-, y con mucha información en las redes sociales sobre qué hacer con el sufrimiento, cómo lesionarse o suicidarse, en medio de un mensaje social adolescente que los convierte en los reyes.

«Tengo pacientes que me dicen es que no quieren crecer porque los adultos no tienen vida», revela la psiquiatra, y denuncia que cada vez hay más chats que potencian «la muerte, el nihilismo, el para qué vivir» asegurando que «es mejor acabar en este momento que llegar a una decadencia».

Ante este panorama, advierte de que los trastornos y enfermedades mentales están subiendo como la espuma, así como las ganas de acabar con la vida «ante un sufrimiento que antes era totalmente tolerable».