El Kamary y el Silluta Kutuchina, fiestas milenarias

El Kamary y el Silluta Kutuchina, fiestas milenarias
TRADICIÓN. Los niños de la comunidad Salasaca reciben las herramientas de trabajo de parte de los adultos.

Los pueblos indígenas tienen sus propios rituales en las fechas que hay festividades en diciembre.

TUNGURAGUA, LA HORA

Mientras muchas personas se han esforzado por colocar el árbol, las luces y los regalos como parte de las celebraciones de Navidad, en los pueblos indígenas de Ecuador otras son las prioridades en torno a estas fechas.


En las comunidades de Salasaca, en Tungurahua, Nicolasa Masaquiza viste, con mucha prisa, a sus hijos, quienes con los mejores atuendos típicos de su pueblo recibirán las enseñanzas de los más ancianos.


Al ritmo armónico del bombo y el pingullo, acompañados de cánticos y silbos, los niños son homenajeados a través de dos prácticas ancestrales que significa la continuidad de los saberes de esta tierra milenaria.


Según Ángel Mazaquiza, yachay de Salasaca, antes de la llegada de los españoles, los indígenas andinos realizaban cuatro celebraciones en el año, una de estas es el Kapac Raymi y entre los rituales que se ofrecían a la Pachamama por la germinación del maíz, estaba también el agradecimiento por el nacimiento y el desarrollo de los niños de la comunidad.

El Kamary y el Silluta Kutuchina, fiestas milenarias
CORTE. Mariano Pilla realiza el tradicional Silluta Kutuchina.

El corte de las uñas tiene su significado


Envueltos en mantas y chumbis, varios bebés son presentados a las personas más ancianas de la comunidad, quienes, con mucho respeto y cuidado, destapan a los guaguas y, como testigo, el Taita Inti hace este ritual.


Mientras ‘kari’ y ‘wuarmi’, de 3 y 6 meses de edad respectívamente, lloran, Mariano Pilla, de 85 años, realiza el Silluta Kutuchina, una de las tradiciones del Kapac Raymi, que consiste en el corte de las uñas a dos bebés por parte de las ‘mamas’ y los ‘taitas’, no sin antes agradecer a la Pachamama y al Taita Inti.


Para Mariano, este acto ancestral simboliza al ‘yachak’ y a las personas que han trabajado durante toda su vida para que, a través de “esta sabiduría milenaria”, transmitan las energías y conocimientos para que a futuro se tengan a los nuevos ‘apuk’ que continuarán con las costumbres salasacas, comenta, al tiempo que agradece y felicita a su pueblo por retomar este ritual. “Hayaya Salasaca, hayaya kapak raymy”, manifiesta.

Se entrega el legado


Luego del corte de uñas a los bebés, los más grandes se disponen a recibir los obsequios, puesto que el Kapac Raymi es el homenaje a los niños.


Con varias herramientas de trabajo, hombres y mujeres ancianos de la comunidad se aprestan para dejar su legado a las nuevas generaciones, ya que más que una dádiva se trata de la habilidad y destreza que cada uno de los mayores posee y será transmitido al entregarles sus herramientas a los niños.


Andrés Masaquiza, uno de los ancianos, asegura que con esta actividad se transmite los conocimientos del pueblo Salasaca, pues siempre se han caracterizado por ser una tierra de trabajo, tanto en la agricultura, la artesanía y otras actividades.

El Kamary y el Silluta Kutuchina, fiestas milenarias
LEGADO. Un anciano de la comunidad de entrega el pingullo a su nieto.

“Como me dio mi abuelo, yo te lo entrego a ti”, manifiesta Masaquiza, mientras entrega el pingullo y enseña a entonar a su nieto.


“Azadón, hoz, sogas de cabuya, shigras, guangos para el hilado, pingullo y varias artesanías y herramientas reciben los guambras”, afirma el anciano mientras enseña cómo tiene que utilizar estos utensilios.


Manuel Caizabanda, alcalde de Pelileo, felicitó a su comunidad por rescatar estas tradiciones ancestrales y recalcó el compromiso de seguir incentivando para la conservación de la identidad y la cultura que son baluarte de la sociedad, manifestó. (FCT)


Sobre los salasacas

Este pueblo kichua está organizado en ayllus, integrado por el padre, madre y sus hijos y los hijos políticos, quienes desde muy temprana edad son miembros activos en las tareas de producción familiar.


Subsisten de la producción agrícola, ganadera y artesanal. Una de las expresiones culturales que los identifica es el tejido de tapices y ponchos de diferentes motivos y diseños elaborados en telares manuales, los cuales relatan sus vivencias. La actividad agrícola es para su autoconsumo y se la hace en dos pisos ecológicos, el alto y el bajo.