Ballenas 'jorobadas’ llegan a costas ecuatorianas

PREPARADOS. Este espectáculo lo pueden vivir de cerca los turistas que vayan a las playas donde están estos cetáceos.

Desde julio estos animales hacen su acto de presencia. No se pierda, tiene que verlos.


Los cetáceos se quedarán hasta septiembre y durante su estadía ofrecerán, a quienes las visiten, un magno espectáculo que incluye chapuzones, acrobacias y cantos que forman parte del ritual de los machos para atraer a las hembras y aparearse.


Las ballenas jorobadas, Megaptera novaeangliae, llegan procedentes de la Antártida en busca de las aguas calientes del océano Pacífico para aparearse y parir a sus crías concebidas un año atrás en esas mismas aguas.


Aunque se las puede avistar a lo largo de las costas del Pacífico, hasta Costa Rica, en Centro América, es en Puerto López (Manabí) donde se ha registrado la mayor congregación de las mismas.

Sitios recomendados


El avistamiento es posible realizar en varios puntos de la Costa ecuatoriana, donde los pescadores artesanales dejan temporalmente sus actividades en el mar para ofrecer sus embarcaciones para el traslado de turistas hasta alta mar.


Donde hay mayor oferta para ir en busca de las ballenas son la Isla de la Plata, Puerto Cayo, Puerto López, Bahía de Caráquez y San Vicente, en Manabí; Súa, Muisne y otros puntos de Esmeraldas; Isla Jambelí, en El Oro; Playas y Posorja, en Guayas; Salinas, Santa Elena y Montañita, en Santa Elena.

Un buen viaje


Desde Puerto López (Manabí) para ver a las ‘jorobadas’, grandes mamíferos marinos de más de 15 o 16 m de largo, hay que viajar por lo menos una hora mar adentro y luego con un buen ojo y mucha paciencia se buscan las aletas y soplidos entre las olas. Hasta que al fin se logra un encuentro casi cercano.


En cuestión de minutos, las personas se maravillan con el ritual que brindan. Los machos hacen sus mejores malabares para conquistar a la hembra, que siempre escoge al más fuerte para aparearse.


En ese mismo acercamiento, el visitante se da cuenta de lo grandes que son, las hembras pueden pedir 16 m y los machos son un poco más pequeños, y se maravilla con sus largas y flexibles aletas, se da cuenta de que tienen joroba cuando arquean su lomo antes de zambullirse en el agua para después enseñar la cola o la aleta caudal.


En ese movimiento, se aprecia que son de color gris acercándose a negro, que tiene en el pecho manchas blancas y que la parte inferior de sus aletas son blancas.


El valor para observar ballenas y el recorrido, en general, cuesta, en promedio, 40 dólares por persona. (CM)

INICIO. Las costas esmeraldeñas son un principal punto de partida a alta mar.

Opciones desde Puerto López


En los principales puntos de la Costa se ofertan tours especiales para avistar ballenas, que pueden durar dos horas o más, dependiendo de las actividades adicionales que se realicen.


Los operadores de turismo en Puerto López dan un tour corto, de aproximadamente dos horas, para solo avistar a las ballenas, o un día de emociones desde las 09:00 hasta las 17:00 que incluye el avistamiento de los mamíferos marinos y un recorrido por la Isla de la Plata.


En este sitio, que forma parte del Parque Nacional Machalilla, se camina por senderos a los nidos de innumerables aves marinas como fragatas, albatros, piqueros, entre otros, que alimentan a sus polluelos sin miedo a la presencia humana. También existe la opción de practicar snorkeling (buceo superficial).

Súa, un punto de partida


Quienes lleguen a Súa (Esmeraldas) tienen la oportunidad de viajar mar adentro por aproximadamente 30 minutos para llegar al punto en el cual se puede mirar a las ballenas jorobadas.


En este cantón se ha certificado a dos operadoras con siete botes con capacidad de ocho hasta 15 pasajeros cada uno.


Fernando Arcos, presidente de la junta parroquial de Súa, destacó la seguridad implementada en estas exploraciones en el mar, como parte de las acciones para “certificar a la playa de Súa como destino turístico”.

El dato
Las ballenas jorobadas viajan 8 mil km desde la Antártida al Ecuador.