El obispo de la Diócesis de Santo Domingo, Bertram Wick, no comparte que se exija a la ciudadanía el carnet de vacunación para el acceso a sectores públicos.
Desde la presente semana se controla que las personas tengan las dos dosis contra el Covid-19. El religioso la considera como una medida de carácter impositivo.
“Vacunarse significa admitir una inyección génica, cuyos resultados a largo plazo no están a la vista de nadie. Estamos en fase experimental, para mí es una cosa grave”, refirió.
Wick cree que el respeto debe ser universal. Es decir, tanto para las personas que decidieron inocularse, como a quienes no aceptan el biológico.
Posturas diferentes
Leonor Arteaga tiene 69 años y acudió al Paseo Shopping para obtener su tercera dosis o de refuerzo. Ella respeta el pronunciamiento del religioso, pero piensa que ese tipo de posturas solo provocan miedo en la ciudadanía.
Recalcó que la vacuna es para salvar vidas o evitar síntomas fuertes a quienes se llegasen a contagiar. En su caso no lo pensó dos veces y esperó su turno en el punto de inoculación.
Katerine Aguirre, epidemióloga del Distrito de Salud, ratificó que es muy importante contar con el mayor porcentaje de la población vacunada, por lo menos con las dos dosis.
“No se obliga a la ciudadanía, pero sí intentamos que hagan conciencia y se informen con fuentes o páginas oficiales como la Organización Mundial de la Salud, donde indican todo sobre los componentes de cada biológico”, expresó la funcionaria.
Datos
El 84% de la población adulta cuenta con la primera dosis, mientras que el 69% ya completó el esquema. Aguirre recordó que la vacuna de refuerzo es fundamental, sobre todo ahora que nuevamente hay colapso en las camas UCI y que la mayoría de estos pacientes son quienes rechazaron el biológico. (IJ)