<small><tt>Laureados</tt></small><hr>Flores al periodismo

¿Quién es Svetlana Alexiévich?

Vida y cosecha


Sara Danius abrió la puerta del despacho donde la Academia sueca dictaminaba el resultado del Premio Nobel de Literatura 2015. La secretaria permanente, primera mujer en ostentar el cargo, pronunció el nombre de Svetlana Alexiévich como la ganadora, gracias a sus “escritos polifónicos”. “Ha inventado un nuevo género literario, supera el formato del periodismo, continuando lo que otros autores han contribuido a elaborar”, detalló Danius el pasado 8 de octubre.


Alexiévich, de 67 años, nació en la Unión Soviética, específicamente en Stanislav (Ucrania), aunque ella se considera y porta ciudadanía bielorrusa. Esto, porque se crió en Bielorrusia. Hija de maestros, estudió en la Universidad de Minsk. Tras culminar sus estudios, empezó a laborar como periodista, actividad que convinó con la docencia.


Motivada por el escritor bielorruso Alés Adamóvich, inclinó su estilo dentro de la ‘novela-evidencia’. Así ha elaborado una obra que se concentra en la crónica personal de la historia de los soviéticos y postsoviéticos que han atravesado las circunstancias más críticas de su región.


Su labor periodística, distinguida por su voz narrativa, se ha hecho merecedora de los premios: Ryszard-Kapu?ci?ski, Herder, Círculo de Críticos de EE.UU., y de la Paz del Comercio Librero Alemán.

Compromiso


Svetlana Alexiévich ha sido enfática en los últimos días en señalar que con la distinción del Premio Nobel, siente la responsabilidad de continuar luchando por la democracia y por los Derechos Humanos en su país, una “dictadura aterciopelada” dirigida por el presidente Alexandr Lukashenko.


Para la autora, escribir novelas sobre las historias reales de la gente es una exigencia, “es el intento de captar el tiempo, de retenerlo, de extraer algo del caos en el que vivimos”. Aunque recopila información como una periodista, insistió en que ese material “lo procesa de forma literaria”.


Según Alexiévich, “lo que pasa en Rusia y Bielorrusia todavía durará mucho” porque “para la libertad hace falta gente libre y esa todavía no existe”. Reconoció que “fue raro” recibir la felicitación del presidente bielorruso, pero señaló que se trata “de un juego” por parte de Lukashenko, para hacer creer a Occidente que la oposición en Bielorrusia no está reprimida.


De igual manera, no oculta su escepticismo ante un posible levantamiento de las sanciones contra su país y recordó que “cuando las relaciones con Rusia están mal”, como ahora, que Minsk no recibe dinero de Moscú, (Lukashenko) se vira más hacia Europa”.


Por su parte, también ha sido crítica con la oposición, a la que califica de “muy débil”. “Las personas que se hacen llamar oposición no se dan cuenta de la responsabilidad que tienen” y “solo les preocupa su propia vanidad”, sostiene. Esta es una de las razones, según la autora, por las cuales no se siente parte de la oposición.


Alexiévich piensa que uno de los motivos para que los gobernantes se perpetúen en el poder se debe a que “la gente ha borrado de sus vidas la parte política” y “encuentra siempre para sí misma una justificación”.

Postura política


Svetlana Alexiévich en su recorrido profesional ha sido una crítica acérrima a los gobiernos dictatoriales, así como de aquellos donde sus gobernantes han concentrado el poder y han buscado perennizarse en el mismo.


Entres sus primeras reacciones tras recibir el Premio Nobel de Literatura expresó su aversión por el gobierno de Stalin y del actual mandatario, Vladímir Putin. “Respeto el mundo ruso de la literatura y la ciencia, pero no el mundo ruso de Stalin y Putin”.


La escritora bielorrusa también dejó en claro que: “Tampoco me gusta ese 84% de rusos que llama a matar ucranianos”.


Por otra parte, Alexiévich no ha ocultado su antipatía por el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, a quien reconoce como el ‘último dictador’ de Europa.


“Es muy difícil ser una persona honesta actualmente, pero no hay que hacer concesiones ante un poder totalitario. Las autoridades bielorrusas fingen como que no existo y el presidente bielorruso también”, fueron otras de sus primeras expresiones tras conocer la noticia del Nobel. Esto, a pocos días de que se celebraran las elecciones presidenciales en Bielorrusa, donde Lukashenko, en el poder desde 1994, fue reelegido para un quinto mandato tras obtener más del 84% de los votos.


De hecho, tras conocer los resultados del pasado domingo, Svetlana Alexiévich advirtió a Europa que Lukashenko “no es digno de confianza”, y coincidió con la Organización para la Seguridad y Cooperación de Europa (OSCE), organismo que manifestó su “decepción” por las carencias democráticas en las elecciones presidenciales bielorrusas.

Palabra y obra


Desde las secuelas testimoniales tras la explosión de Chernobil hasta la descarnada situación en Afganistán, ahí se ubica Alexiévich, quien está presente donde se concentra la violencia y se vulneran a los Derechos Humanos para plasmarlos con la sensibilidad que le hizo acreedora del codiciado galardón de la Academia sueca. Entre las principales obras de la autora bielorrusa se hallan los títulos:

• ‘La guerra no tiene rostro femenino’ (1983).


• ‘Los chicos del zinc’ (1989).


• ‘Hechizados por la muerte’ (1994).


• ‘Voces de Chernobil’ (1997).


• ‘Tiempo de segunda mano’ (2013).

Por su parte, las oficinas de Penguin Random House en Ecuador anunciaron que las obras de Svetlana Alexiévich se distribuirán en las librerías del país desde noviembre. Se trata de ‘Las voces de Chernobil’ (Debols!llo) y ‘La guerra no tiene rostro de mujer’ (Debate).


‘La guerra no tiene rostro de mujer’ le costó a la escritora un varapalo de las autoridades soviéticas, quienes le acusaron de naturalismo y pacifismo, unas críticas que en esos tiempos impidieron su publicación. Por su parte, ‘Voces de Chernobil’ documenta las vivencias orales sobre el trauma que supuso la mayor catástrofe nuclear de la historia de la humanidad.