<small><tt>Diálogo</tt></small><hr>Adolfo Macías comparte su descenso hacia ‘Pensión Babilonia’

‘Pensión Babilonia’, caída infernal

La muerte con un ojo guiña al suicidio y con el otro a la eutanasia –eso sí, la mirada siempre está fija en el poder- en ‘Pensión Babilonia’, novela de Adolfo Macías Huerta, quien construye una historia vertiginosa donde el lector se sube en una montaña rusa y se arriesga a no usar el cinturón de seguridad.


Una pareja pierde a su pequeña hija. Ella cae desde la terraza del edificio. Para Laura, la madre, la partida violenta se torna insuperable. Dante, por su parte, parecería no tener escrúpulos frente al deseo de todo lo que se concibe como prohibido.


La obra se alzó con el Concurso Nacional de Proyectos para el Fomento y Circulación de las Artes 2013-2014. El escritor colombiano Santiago Gamboa dijo sobre la misma que “destaca por la gran calidad de su prosa, la extraordinaria arquitectura de la novela, la creación de personajes y el manejo de la trama, siempre original y sorpresiva”. Ahora, el autor comparte sus criterios.

“La muerte siempre lo escamotea todo, interrumpe vacaciones y proyectos”, piensa su personaje Dante; pero la trama de la novela enseña que también es un alivio…


Claro que hay un alivio porque se acaba la tensión, con la muerte muchas veces se acaba con la tortura.

¿Es que la incertidumbre es peor que la muerte?

Esta es una novela de incertidumbre. Mira, cuando existen desaparecidos, los familiares sienten cierta paz cuando aparece el cuerpo. Curiosamente, mientras dura la investigación, ya les pasan misa pese a la mínima esperanza y a la no resignación de la madre. ¿Sabes por qué hay que enterrar? Porque se necesita tener constancia de la muerte, hacer el duelo.

Justamente, la premisa es que para una madre es difícil superar la muerte del hijo. ¿Había que encarar esta idea convencional con la muerte de una niña, con una cierta idea de un suicidio infantil, con el suicidio asistido y la eutanasia?
Al principio se presenta a la muerte como tragedia. De ahí viene el luto, cuando la persona hace un viaje a la locura, se pierde, como que también va al más allá; pero Laura regresa y se da cuenta de que ha descuidado a su marido, a su hijo, y quiere recuperar su matrimonio. Esto, en primera instancia, cuando abordamos a una mujer más introvertida. Después, lo contrastamos con su esposo, Dante, coqueto y muy extrovertido. Le gusta el poder mucho más que el dinero, busca fama y prestigio, y por eso termina accediendo con su agencia de publicidad a un negocio que es ilegal, que bajo el pretexto de la eutanasia presenta al suicidio teatralizado, con público. Por eso su caída es tan fuerte, porque de su prestigio social cae a un submundo de crímenes, a la entrada del agujero negro que no tiene salida.

¿Su novela plantea que la teatralidad de la muerte está más cerca de nosotros, por ejemplo, en cómo se maneja la información de crónica roja?
Al inicio, la idea de una campaña publicitaria para un suicidio asistido parece delirante, es la teatralidad de la muerte desde un plano ficticio, onírico. Pero muchos medios de comunicación banalizan el dolor y escenifican a la muerte, la teatralizan en los tabloides de crónica roja. Claro que en el libro no juzgo al periodismo, pues me centro en dos periodistas en concreto, que conozco, y así voy creando un personaje que te enseña a una persona que busca provocar para promocionar sensacionalismo.

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Esta es una novela de incertidumbre”.

En ‘Precipicio portátil para damas’ toma mucho del escritor Fernando Escobar Páez para crear al personaje principal. ¿Siempre se basa en gente cercana para construir sus personajes?
Sí, siempre. En los personajes protagónicos necesito referirme en la manera de comportarse de alguien que conozco, pero me centro más en su gestualidad. Finalmente, este personaje ficticio vive muchas cosas que el real no lo haría, pero se sostiene con sus modos de comunicarse. No me baso en su vida, sino en su manera de ser.

¿Cuánto hay de sus cercanos y de Ud. en Dante y Laura?
Ellos son las personas que he sufrido. Yo me identifico más con los procesos de Laura que con los de Dante. Él es mi polo opuesto, pero siempre me han inquietado las personas con poder. Entonces, quería sicológicamente explicar cierto comportamiento del hombre de poder empresarial, algo que no se ha abordado en la literatura ecuatoriana.

PERFIL


Adolfo Macías Huerta


Escritor y terapeuta ecuatoriano (Guayaquil, 1960). Es autor de los libros de cuento ‘El Examinador’ (Premio Joaquín Gallegos Lara) y ‘Cabeza de Turco’, y de las novelas ‘Laberinto junto al mar’, ‘El dios que ríe’, ‘La vida oculta’, ‘El grito del hada’ (Premio Joaquín Gallegos Lara), ‘Precipicio portátil para damas’ y ‘Pensión Babilonia’ (Ganadora de los Fondos Concursables del Ministerio de Cultura y Patrimonio). Prepara una nueva novela de corte psicológico.

“Quien posee un secreto ajeno, tiene poder sobre la persona que lo oculta”. ¿Se define bien al poder con esta frase del libro?

Sí, es que de ahí viene la ascendencia y la manipulación que puede tener una persona sobre otra, y por otro lado está el mostrar quién realmente eres. En el mundo del poder, siempre te muestras de cierta manera y ocultas cosas que pueden jugar en tu contra.

‘Pensión Babilonia’ remite a la Torre de Babel. Se entrecruzan varias lenguas, se simboliza el poder de la palabra. ¿Desde la literatura no siente que ejerce ese poder?
No había pensado en eso. Siempre he visto al artista y al escritor como los seres más desposeídos. Lo que me doy cuenta es que cuando obtienes un cierto éxito, ganas un reconocimiento: se da una suerte de complacencia.

La Torre de Babel quería llegar al cielo. Este espacio denominado ‘Pensión Babilonia’ va hacia abajo, se construye por la pendiente que va la quebrada del Machángara y esconde a varios delincuentes que hablan otros idiomas… ¿Se puede entender a esta pensión como la contraposición de la Torre y un guiño a la ‘Divina Comedia’?
Efectivamente, esa es la lectura. Eso es lo que siento. Dante es el arte de la palabra y vende lo invendible. Así llegó a la cúspide, pero sus decisiones le harán descender. Y, por supuesto, está clarísima esta idea de la ‘Divina Comedia’, no en vano quien lo lleva ahí es un italiano: ‘Pensión Babilonia’ es una caída a los infiernos. (DVD)

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