BiblioRecreo: ¿quién la imita?

Edgar Freire Rubio

Gustavo Martín Garzo, el escritor español, narra esta fábula: “Un cuento de hadas muy antiguo, cuenta la historia de un hombre que buscaba por todos los lados un tesoro sin precio una flor -azul o una seta mágica-, para terminar descubriendo que ha estado siempre en el umbral de su casa. No es infrecuente que nos pase algo así. Buscamos una flor soñada en viajes sorprendentes y extraños, y de pronto la descubrimos temblando junto a la ventana de nuestra cocina; con los pétalos empapados de leche. W.C. Williams habló de estas flores que de forma inesperada nos entregan los sueños. Flores imaginarias que nos ponen en comunicación con el misterio del mundo y lo vuelven habitables. Pues ya lo saben. Abran despacio la puerta de su casa y miren con atención al entrar. Cualquiera de ustedes puede ser el hombre del cuento y encontrarse la flor que abre las piedras junto al paragüero”.

Algo, o mucho de esta conseja, debería suceder a miles a miles de personas que presurosas acuden al Centro Comercial El Recreo. Pasan autos, sin detenerse a mirar a un bus que de por sí llama poderosamente la atención. Es la ‘flor azul’ de este cuento, donde se aposentan más de 6 mil libros, entre novelas de todo género, poesía, ensayo, cuento, teatro, filosofía, bibliografías…

Cientos y cientos de libros para niños y jóvenes. Lo que no van a hallar son textos de ‘autoayuda’. Ese “placebo” no tiene espacio, porque leyendo a Víctor Frankl, a E. Fromm, o Ciorán, no hacen falta esas feas muletas. Con buen criterio no omiten al autor ecuatoriano. Disponen de cientos de libros nacionales que son solicitados con avidez.

Propuesta

Ocupan ese espacio más de cuatro años y sueñan en seguir creciendo. Tienen más de 3 mil ansiosos lectores (entre niños, jóvenes y adultos). Todos ellos disponen de un carnet que les cuesta 5 dólares si son mayores de 12 años y $3 si son ‘locos bajitos’.

Es una de las pocas, o la única biblioteca, que permite llevarse los libros a la casa por más de 15 días y con derecho a renovar en el plazo. Lo raro es que todos los libros retornan al emblemático bus. No hay robos y nadie se atreve a no devolver lo prestado.

En las entrañas de esta ‘mini-Babel’, uno halla a Borges, S. King, Bolaño, Kafka, Stieg Larsson, Coetzé, Camus, Bioy Casares, Kadaré, Houellebecq, Murakami, Kapúscinski, Bellatín, P. Roth. No se asombren si les hace un guiño, Musil o Marcusse (¿quién los leerá?, me inquiero íntimamente).

Guía

Como ‘conductora’ de este bus está Claudia Bugueño (ex Librera). Su título en Comunicadora Social le es de gran ayuda para relacionarse con los lectores y hacer futuros proyectos. Le ayudan Helena Mora y Sonia Ortega en contagiosa solidaridad librera.

Es increíble que un mecenas haya forjado con generosidad un espacio entrañable. Bugueño se emociona al contar que Gilberto Mantilla es el artífice de esta “locura”. Dicen que esta idea fue emulada de un centro comercial chileno y lo adaptó en El Recreo.

Nadie se asombre si José Gualotuña, de 64 años, ha leído 165 libros; Alex Vicente (21), 154 libros; Olga Ramírez (68), 152; Lisbeth (16), 108 libros; Danna Vargas (4), 27 libros, (en este caso, sus padres leen a esta niña. ¡Asombroso!). Y así discurren las estadísticas que llevan minuciosamente. No está por demás decir que son las mujeres las que más acuden a buscar libros (59%).

Bugueño no se contenta con sugerir y prestar libros. Cita al bus a autores ecuatorianos y les pone cara a cara con los lectores en sabrosas charlas. La gente recuerda con admiración a Gabriela Alemán, Rafael Lugo, Juan Pablo Castro, Javier Vásconez… Y un día enfermo y todo, no faltó a la cita, Salvador Izquierdo. Como “postre” ya se incuba un Club del Libro temático. ¿Y qué decir de Cine Encuentro? La gente puede ir a un foro y admirar alguna película con Ricardo Darín. ¡Fabuloso!

La Biblioteca va creciendo (más libros, por supuesto). El boca a boca estimula a niños, jóvenes y adultos y hace notar que el “Sur también existe”. No será extraño que un día, el desprendido y lúcido mecenas, conceda más espacio a esta incomparable biblioteca.

Al final, luego de tomarme un café, pregunto y me pregunto, ¿cuándo otros centros comerciales replicarán una iniciativa como esta? ‘No solo de pan vive el hombre’, se repite con hartazgo la gente.

Al salir no puedo dejar de leer un pensamiento, que parece el lema de esta ejemplar biblioteca: “Lee poco y serás como muchos… Lee mucho y serás como pocos”. ¡Qué bien dicho!

TOME NOTA
El Librero recibe sus publicaciones en: Almacén Bolmar, calles Guayaquil N2-49 y Sucre, con atención a Martha Freire Rubio.

EL DATO
La casilla de Edgar Freire Rubio es 17012561.