A los 35 años de edad: ‘Mi hogar está en muchos lugares’

Personaje. Javier vive cada viaje con un poco del espíritu del niño que fue.
Personaje. Javier vive cada viaje con un poco del espíritu del niño que fue.

Javier Celi se considera un buscador de experiencias y realidades. Para él viajar es su forma de vida.

“Viajar es una de las experiencias más renovadoras que un ser humano puede tener”. Javier Celi, sicólogo clínico, se pone serio, pero sin dejar de sonreír, cuando se le pregunta por su relación creciente y cada vez más necesaria con los viajes.

Mientras alista maletas para su próxima travesía a Perú, recuerda que muchas cosas han cambiado entre el viajero que era a sus 18 años y el que es a sus 35 años. “Cuando eres más joven viajas más ligero de equipaje y con más inconsciencia. No te importa dónde vas a dormir o si vas a tener dinero para comer”, explica. Confiesa que, aunque sigue viviendo cada desplazamiento a otro lugar como un descubrimiento, ahora planifica, se preocupa por su seguridad y comodidad.

Como mochilero
Su primer salida del país fue como mochilero, durante poco más de un mes, a tres países de Europa. Con un par de amigos, recién graduados del colegio, y poco dinero, la divisa era la aventura y sentirse adultos. Pero desde el principio, Javier supo que la principal certeza era que no solo podía conocer otras formas de vida, otros ‘mundos’ sino que era posible conocerse a él mismo. “Con las primeras andanzas me fui dando cuenta que no era tan abierto ni tan adaptable a las realidades y a las opiniones distintas”. Él está convencido que, al fin y al cabo, salir de ‘casa’ y explorar otros lugares te abre el corazón, la mente y te llena los ojos. La aventura siempre es la misma, ya sea más planificada o más inconsciente. Además, se dio cuenta que, independientemente de las diferencias culturales, religiosas o políticas, todos como seres humanos somos buscadores, buscadores de comunión, entendimiento, felicidad, pero, sobre todo, de amar y ser amados.

“En 10 años me veo viajando y planeando mis próximas paradas. Cada vez siento que mi hogar está en muchos lugares”, Javier Celi“No importa si el viaje es por turismo, por sobrevivencia o por trabajo. Cada ciudad, cada país se queda contigo, pasa a formar parte de la persona que eres, de la persona que vas a llegar a ser”, dice.

Por eso Javier agradece que por su trabajo vinculado a la asistencia humanitaria haya podido trasladarse y pasar largas temporadas en países como Guatemala y El Salvador en Centroamérica, o Argentina y Perú en Sudamérica.

Libertad y comodidad
“Cuando viajas, cambias y al mismo tiempo nunca dejas de ser tú mismo. La transformación viene dada porque asimilas mucho de la cultura, de la forma de ser y hasta de la forma de hablar y expresarse de las personas que conoces”, explica Javier.

Con el paso de los años ha descubierto la libertad y la comodidad que le produce viajar solo. Aunque esto no quiera decir que no disfrute los viajes en familia, con amigos o en pareja. Y aunque en algún momento espera tener una rutina más sedentaria, por ahora no concibe la vida sin viajar, ya sea por trabajo o por diversión. Está convencido de que su forma de estar en el mundo es la travesía, la exploración, aunque su base de operaciones, su lugar de llegada siempre esté en Quito.

Entre sus próximas aventuras largamente anheladas está viajar a Rusia. “Me muero por cruzar ese país montado en el tren transiberiano”, confiesa con una carcajada. (JS)