Grupos autodenominados ‘provida’ detienen la lucha de Paola Roldán por una muerte digna

La vida de Paola Roldán depende de un respirador mecánico conectado, ha perdido su movilidad y le cuesta deglutir.
La vida de Paola Roldán depende de un respirador mecánico conectado, ha perdido su movilidad y le cuesta deglutir.

Paola Roldán demandó ante la Corte Constitucional el derecho a la eutanasia. Han pasado cinco meses, su salud empeora y el caso no sigue. Ahora está detenido por la denuncia de un grupo autodenominado ‘provida’, contra dos juezas.

Un grupo autodenominado ‘provida’ detienen la causa de Paola Roldán que busca acceder a la eutanasia y tener una muerte digna. 

El grupo presentó una recusación contra de las juezas Daniela Salazar y Karla Andrade, bajo el argumento de «falta de imparcialidad», pues alegan que las juezas y el abogado de Roldán, Farith Simon, son amigos y tienen vínculos profesionales.

Alí Lozada, presidente de la Corte Constitucionalha dispuesto que se abra un expediente para analizar la recusación. Mientras tanto, el tiempo pasa y Roldán sufre de dolores extremadamente fuertes, por no poder acceder a la eutanasia. 

Antes esta traba a su lucha, Roldán escribió en sus redes sociales:

“Grupos Provida”???…Yo también soy Provida! Provida digna, provida con sentido, provida sin exceso de dolor.

A aquellos que se adueñan del título Provida, y a los que secretamente están detrás fabricando esas artimañas, les invito a que se amarren a su cama una semana- no 3 años y medio como a mí me ha tocado.

A que dependan de alguien más para ABSOLUTAMENTE TODO. A que sientan hambre, y tengan TERROR de comer porque pueden atorarse. A que sus sueños se desvanezcan por completo. A que sus seres queridos no les puedan abrazar, y ustedes tampoco a ellos.

Que fácil ha sido para tantos juzgarme y señalarme sin tener idea de lo que vivo diariamente. El mundo está lleno de dueños de la verdad!

Lo que necesitamos es más compasión, más empatía y más capacidad de soltar nuestras ideas para amar más al prójimo.

Al siguiente que quiera escribirme para juzgarme, para decirme cómo debo vivir mi vida, o para moverse tras las sombras para que la Corte no pueda decidir con humanidad, apego al derecho y laicismo, NO lo haga a menos que se haya puesto en mis zapatos por al menos un ratito» (AVV)

 

Los dolores de Paola Roldán son cada vez más intensos, la Corte Constitucional sigue en silencio