La seductora pesadilla de alcanzar el sueño americano

PERSONAJE. Pamela es una de los tantos migrantes que se atrevieron a cruzar la selva del Darién para llegar a EE.UU.
PERSONAJE. Pamela es una de los tantos migrantes que se atrevieron a cruzar la selva del Darién para llegar a EE.UU.

Pamela es una quiteña que llegó a Nueva York luego de atravesar por tierra parte del continente americano. Esta es la historia del viaje, en el que cruzó la selva de Darién, que, según ella, la alejó de la crisis económica y la inseguridad del país.

Un diciembre con apenas lo suficiente para darle de comer a sus bebés y un inicio de año sin trabajo fueron los detonantes para que Pamela tomará la decisión más difícil e importante de su vida.

Sola, tomó a sus dos hijos, de 2 años y medio y 1 año, y se dirigió a la terminal de Quitumbe. Se subió a un bus con destino a la frontera norte e inició el duro camino de llegar al sueño americano, cruzando la peligrosa selva del Darién, o como se le conoce popularmente al Tapón del Darién.

Pamela es una de los miles de ecuatorianos, haitianos y venezolanos migrantes que arriesgan  sus vidas cruzando esa zona para alcanzar el sueño americano. Travesía que probablemente atraiga a más personas luego del fin del Título 42, herramienta jurídica con la que EE.UU. obligaba al regreso de las personas que ingresan de forma irregular a su territorio.

En los primeros dos meses de 2023, según los datos del Ministerio de Seguridad Pública de Panamá, al menos 37.000 personas habían atravesado el Darién. De ellos, unos 9.536 eran ecuatorianos, superando de esta manera a los venezolanos y muy cerca de los haitianos que por el momento son el grupo de mayor movilización a través del peligroso tapón de la selva centroamericana.

Según el Ministerio del Interior, hasta finales de abril, unos 626.743 ecuatorianos salieron del país con diferentes destinos. Al menos 200.773 se dirigieron a EE.UU. y otros 111.875 cruzaron la frontera hacia Colombia.

La cifra ya supera en 158.475 personas, los 468.268 ecuatorianos que salieron del país en los primeros cuatro meses de 2022.

La crisis económica y la inseguridad son los principales argumentos que han llevado a nuestros compatriotas a forzar su salida del país en búsqueda de mejores oportunidades para sobrevivir lejos de nuestras fronteras.

Otro dato que destacan las autoridades es que más del 70% de las personas que abandonan el país se encuentran entre los 18 y los 55 años de edad; es decir, la población económicamente activa.

Extorsiones y abusos en el camino

“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, esta frase del cantautor Joan Manuel Serrat cobra un sentido especial para quienes están determinados a cambiar el rumbo de su vida.

Pamela junto a sus dos hijos y su suegra fijó su rumbo hacia EE.UU., con la ayuda de sus padres (ya en Canadá) y su esposo (en Nueva York), quienes realizaron la travesía en noviembre de 2022.

Pamela se puso en contacto con los ‘coyotes’ que ‘guiaron’ a sus familiares y tras el pago de $160 abordó un bus que la llevó a la frontera entre Ecuador y Colombia, pero los problemas de las vías y derrumbes la llevaron a salir por el punto fronterizo en Lago Agrio.

Pamela registró solamente su salida e ingreso a Colombia, no así el de sus hijos porque no contaba con el permiso escrito del padre de los niños, por lo que hizo un pago extra de $30 para asegurar que no le exigieran el documento durante el trayecto.

Llegar al Tapón del Darién toma unos dos días. Las opciones y los costos dependen de si el migrante hizo o no un contacto para avanzar con “guías” por el territorio colombiano. Ellos solo cobran y los llevan hasta los buses, para que en la siguiente parada se contacten con otro guía para seguir avanzando.

Para Pamela la experiencia representó una carrera de obstáculos, pues sabía que por sus hijos era blanco de las autoridades colombianas que «custodiaban y controlaban” las carreteras.

“En Colombia tomamos un bus que nos llevó hasta la entrada del Darién. En el camino la Policía nos detenía y le hacía pagar porque, según decían, el chófer no contaba con el permiso para movilizarse por esa vía”, contó a LA HORA.

Recordó que en uno de los controles policiales, los pasajeros del bus reunieron $30 para entregarle a los efectivos para que les permitieran continuar su camino.

Tour de terror, sin guías

Al recordar su paso por el Darién junto a sus pequeños, Pamela señala que desde el momento que llegaron, los ‘coyotes’ les obligaron a mantener apagados los celulares y no hacer uso de los dispositivos para su ubicación GPS.

 Relató que al llegar a la playa de Necoclí se puso en contacto con la persona que ayudó a su papá en noviembre: “Te ayudan a cruzar porque trabajan directamente con la mafia y cada quién gana su porcentaje”.

Al no contar con mucho dinero, Pamela cruzó la selva por la zona del Acandí. En un primer momento tuvo que esperar dos días para abordar un bote que la llevó de Acandí hasta un campamento en el interior de la selva. Desde allí tuvo que continuar a pie.

Ahí, gracias a que su papá conocía al ‘coyote’, consiguió una rebaja: mientras otros pagan $360, ella y sus hijos cancelaron $260.

 Ese valor no cubre ni el lugar para dormir, ni la alimentación, aunque las mismas personas ayudan a “ubicar” quién les brinde el alojamiento y la comida con un pago extra.

Sistema de seguridad

La operación en la Selva del Darien comienza a sistematizarse. Al pagar, las personas reciben un brazalete que “garantiza su seguridad» para cruzar. “Sin brazalete, a nosotros nos podía pasar algo”, relata.

En los botes nos dieron seguridad y nos protegieron, hasta nos dieron chalecos”, recordó Pamela, quien además consideró que durante su travesía las personas con las que tuvo que negociar siempre la ayudaron.

Parte de la estrategia de los ‘coyotes’ para mantener en silencio su actividad, consiste en solicitar a los migrantes borrar toda la evidencia de sus conversaciones y fotos. “Me dijeron que borrara las fotos y las conversaciones al llegar a migración de EE.UU., porque nos podía comprometer”, relata Pamela. A pesar de la advertencia ella conservó algunas fotos y videos, que ahora, con su autorización, revelamos.

En la selva, antes de llegar a la frontera entre Colombia y Panamá, Pamela cruzó cuatro campamentos. En ellos iban revisando que los caminantes mantuvieran el rumbo correcto. Allí pagó $125 para que una persona la ayudará a movilizarse con su niña y una maleta, mientras ella cargaba a su hijo y la maleta en la que llevaba su comida.

Contó que ese trecho fue para ella una carrera contra el tiempo para avanzar lo más rápido posible, antes de que llegará la noche y para no perder de vista a la persona que transportaba a su hija.

Aparecen los muertos

 Atravesar el Darién puede llevar entre tres días o una semana, dependiendo del camino que se decida tomar y el precio que se pague para usar el camino que han señalado los coyotes. El trayecto está señalizado por fundas ubicadas en los árboles y la maleza. Los caminantes tienen la consigna de mantenerse lo más cerca posible al cauce de los ríos.

Cruzamos varias veces, nos decían que era el mismo río, teníamos que subir y bajar, a veces nos alejamos del cauce para internarnos en la selva porque no había camino, pero siempre tratamos de mantenernos cerca, subimos y bajamos montañas”, cuenta Pamela.

Tras pasar la frontera, las personas que guiaban al grupo les hicieron quitar los brazaletes, para evitar que entregaran información sobre quién los estaba ayudando a pasar la selva.

Comenzamos a ver cuerpos de personas muertas, algunos niños o personas que se ahogaban al tratar de cruzar los ríos. También había un grupo de personas que hurgaba en las carpas para robar, por eso evitamos alejarnos mucho de los caminos”, cuenta Pamela.

Los mochileros solo les acompañaban hasta la frontera de Panamá y desde allí el camino lo hacían sin apoyo ni guías. “Nos decían que siguiéramos las banderas azules, pero no eran banderas, eran fundas que amarraban a los árboles para que puedas ver el camino”.

 Al finalizar los tres días, Pamela llegó a una población en Panamá donde fue atendida por funcionarios de Migración. Luego de registrar su paso, esperó para tomar una piragua que, tras cinco horas, la condujo a otra población en la que abordó un bus que hizo un recorrido desde Panamá hasta la frontera con Costa Rica por $50.

 El paso desde Panamá a la frontera de México se realiza pagando a buses que, por momentos, salen de las carreteras principales para llevarlos por caminos menos transitados

y poder evitar los puntos de control de las autoridades.

Los guías “nos prohibían prender el GPS, por eso no sabía dónde estábamos. También nos decían que no grabáramos, ni tomáramos fotos. Yo iba a grabar y me hablaron. Me hicieron borrar la galería”, relató.

De México a Nueva York

El cruce de Pamela y sus hijos por México estuvo lleno de episodios que podrían parecer sacados de una película, pero la realidad la enfrentaba al miedo por su vida y la de sus pequeños.

Por ejemplo, pagar por el traslado “nocturno” en carros a toda velocidad. “Iban cómo los carros de Rápidos y Furiosos. En un punto tuvimos que subirnos a un bus en movimiento en plena carretera. Teníamos que subirnos de uno en uno, sin que el bus dejará de moverse, para que luego arrancará para seguir su camino”.

En algunas zonas les obligaban a caminar largos trechos. “Ya en México comenzaron los malos tratos, de los taxis y de los guías. Tuvimos que caminar, pasar puentes y caminos peligrosos. Nosotros tuvimos que sacar el salvoconducto para movilizarnos y para que no nos agarrara migración tuvimos que pagar”, narró.

Ella fue una de las tantas víctimas que pagan para que un coyote los cruce de México a Estados Unidos y luego de hacer el pago el guía se desapareció, recuerda, por lo que tuvo que buscar a otro que la ayudará a movilizarse en la zona. Es decir, fue estafada por los delincuentes.

Luego de superar la frontera de EE.UU. en Arizona, estuvo en custodia de las autoridades por cuatro días mientras iniciaban el trámite para la solicitud de asilo. “Me ayudaron porque venía con mis hijos y pude salir rápidamente”.

Pamela salió de Arizona en un bus con destino a Washington, donde permaneció una semana en un refugio para migrantes. Ahí estuvo aislada porque sus hijos presentaron problemas estomacales. Luego de siete días en el refugio la montaron en otro autobús que la llevó hasta Nueva York.

Kevin (su esposo y padre de los niños) nos esperó en la terminal y allí nos fuimos a un refugio para familias. Él estaba hasta ese día en un refugio para solteros, pero ya con los niños no podía permanecer en el mismo lugar”, dijo.

La travesía tuvo un final feliz, pero no ocurre lo mismo con otros migrantes que pierden no solo su dinero, sino su vida o sus hijos durante un viaje en el que los peligros y riesgos aparecen a cada paso.

Ecuatorianos cruzan por Texas

La directora de Continente Móvil, Lorena Mena, explicó a LA HORA que es difícil obtener las cifras exactas de los conciudadanos que cruzan con éxito la frontera entre México y EE.UU., indicando que las autoridades solo pueden proporcionar cifras de los “encuentros”, pero no hablan de un número de personas, porque una misma persona puede haber cruzado más de  una vez.

Mena indicó que la mayoría de ecuatorianos cruza la frontera entre México y EE.UU, por el noreste.

“Lo habitual es que los ecuatorianos crucen hacia la frontera de Texas y Arizona”,

explicó Mena, al señalar que en muchas oportunidades los migrantes, al llegar a México y ser contactados por las autoridades, reciben “oficios de salida”, en los que les pueden dar entre 20 y 30 días para irse de México, “pero mucha gente cuando recibe estos oficios piensa que es como un salvoconducto que les permite seguir su camino en México hasta llegar a la frontera norte. Por eso hay en Tapachula una cantidad importante de inmigrantes de todos los países tratando de cruzar la frontera. Muchos migrantes se juntan y transitan el camino hacia el norte de forma acompañada. Es la única forma que tienen de llegar a EE.UU.”. (ILS)

Fichas en el juego político entre republicanos y demócratas

Al ser consultada sobre algunas de las particularidades del caso de Pamela, la directora de Continente Móvil, la ecuatoriana que reside en México, Lorena Mena, indicó que el ingreso puede depender de la zona por la que cruce el migrante.

“Lo que está ocurriendo desde hace varios meses, es que las personas que ingresan por la jurisdicción de un Gobernador Republicano, que tienen una postura anti inmigrante, la manera para protestar hacia el Gobierno de Biden es dejar entrar al grupo de migrantes, entonces los envían en buses hacia ciudades como Washington o Nueva York”, acotó.

Para Mena, es una forma de presionar a las autoridades del Gobierno de Biden y al partido Demócrata. “Hay un juego ahí político, donde los migrantes son utilizados para las presiones entre republicanos y demócratas y los traficantes se aprovechan, porque les dicen que no va a pasar nada”.

Sobre el valor estimado que pueda pagar un migrante para llegar a Estados Unidos, Mena precisó que “depende de la ruta que haces”.

 Por ejemplo, dijo que el viaje desde Ecuador en avión puede llegar a unos $20.000. “Pero si lo haces por el Darién es menos costoso; en dinero, pero el riesgo es alto. Creo que una persona puede pagar entre $500 a $1.000, depende de donde inicias el contacto con el ‘coyote’”.

Ecuatorianos que han salido del país por los puntos de control: 499.648 hasta abril 2023

Algunas tarifas

Pamela pagó unos 3.000 dólares en el viaje, que lo hizo con sus dos hijos:

  • De Quitumbe a Colombia, entrada al Darién: $150
  • ‘Vacunas’ a la Policía de Ecuador: $10 por funcionario
  • Pago para la salida de los niños por no contar con el permiso del padre: $30
  • Paso Selva de Darién por Acandí: $360
  • Canoas para el campamento en Costa Rica: $20
  • Bus Panamá- Costa Rica: $50
  • Honduras- México: $250
  • México a Estados Unidos: $300 por pareja.