¡Ya basta!

Salvatore Foti

En Ecuador seguimos recibiendo a los cadáveres de conciudadanos que han sido víctimas de los narcotraficantes, pero también hay que admitir que esto ha sido debido a errores cometidos desde el ejecutivo, quien no pudo evitar que se rescate a ninguno de los secuestrados.

No podemos ver como bueno que nueve ejecutados sean el mejor resultado que podían conseguir nuestras autoridades. Y esto que aún falta el soldado Wilson Ilaquiche, del cual pocos se atreven a hablar, pues parecería que si eres militar, ni tú ni tu familia tienen derecho a la solidaridad de nadie.

Así que el país salió perdiendo (y sigue perdiendo) de lo que desde un principio fue un mal negocio. Y lo que más sorprende es la actitud que estamos manteniendo, pues ahora todo es problema de Colombia, no nuestro. La lógica parecería ser que todo se lo hace en Colombia: todos los cuerpos fueron encontrados en Colombia; todos los operativos y capturas de mayor trascendencia se dieron en Colombia.

La opinión pública se debe enfocar en las autoridades del vecino país y alejarse de nuestros ministros e instituciones. Estamos evadiendo responsabilidades y haciéndonos los locos.

Colombia, en cambio, lo hizo muy bien; logró involucrarnos de manera directa en sus prioridades y ahora siguen “haciéndonos el favor” de arrasar con el Guacho, que el día que sea capturado coincidirá con el día en que, ahí sí, nuestras autoridades darán la cara y desfilarán para apropiarse de un éxito efímero; pues nueve muertos nunca pueden valer la pena.

De todo este mal negocio, a Ecuador solo le tocaron las consecuencias; dimos la cara para que otros gobiernos, mas no el nuestro, salgan beneficiados.

A los familiares lo único que les queda es que les cuenten la verdad y que se haga justicia, pues parecería que no hay voluntad del Estado para llegar hasta el fondo del asunto. Preocupa que las muertes no logren indignarnos como antes. Parece que la sociedad se hubiese ensimismado y fuera incapaz de tener confianza en nuestras instituciones.

No abandonemos a los familiares y no olvidemos que falta uno y no lo queremos ver en otro ataúd. ¡Ya basta!

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