¿Y si se aprieta el acelerador?

Con el plan de austeridad del Ministro de Finanzas, en 1.633 millones de dólares se ha reducido el gasto del Estado en lo que va de 2018. Al contrario de los tiempos en que la austeridad fiscal fue casi nula, ahora el ascetismo es tendencia en el manejo de la economía. Las campañas de tono catastrofista al respecto comienzan a ceder ante los hechos y, sobre todo, las cifras que se publican.

Se pasó de un egreso de 9.754 millones de dólares a uno de 8.121 millones, pero se redujeron las inversiones. Algunos proyectos en ejecución se paralizaron y otros que estaban “en carpeta” se quedaron en eso. Los gastos en materia de personal aún son discretos. Sin embargo, es estimulante para el ciudadano que paga puntualmente sus impuestos saber que el ahorro del que se informa equivale a un poco más del 1% del PIB.

Aún falta por ver el posible veto (se dice que parcial) que haría el Ejecutivo a la Ley Orgánica para el Fomento Productivo que aprobara, luego de decenas de ajustes, la Asamblea Nacional. Hasta el momento, la política “gradualista” de las autoridades económicas va dando resultados, pese a la presión de algunos sectores para

que se avanzara más deprisa y con mayor radicalidad. En cuanto al gasto público.

Sin echar mano a un excesivo presidencialismo, al caudillismo y los liderazgos carismáticos, sin que el “mejor y más preclaro economista” esté al mando, el Gobierno somete a dieta al Estado y la vida, la cotidiana, la del día a día, sigue su curso. Es bíblico: al árbol se le conoce por sus frutos. Por el momento al “árbol” del que hablamos se la pudiera valorar como eficiente y efectivo. Veremos qué pudiera pasar si se aprieta el acelerador.


Una de las ventajas de las buenas acciones es la de elevar el alma y disponerla a hacer otras mejores”. Jean Jacques Rousseau Filósofo francés (1712-1778)

Todas las acciones cumplidas sin ostentación y sin testigos me parecen más loables”. Cicerón Escritor, orador y político romano (106 AC-43 AC)