¡Vergüenza nacional!

La mayoría de ecuatorianos estamos enardecidos, pues no puede ser de otra manera, y es que si con todas las pruebas presentadas entre grabaciones, videos y declaraciones que han confirmado la vinculación de Jorge Glas con Odebrecht y aun así cierta gente continúa defendiéndolo a toda costa es porque seguramente sufren de un problema llamado “fanatismo” según algunos expertos, “en casos extremos justamente el fanatismo supera la racionalidad, la ceguera que produce este apasionamiento puede llevar a que la persona fanática se comporte, en ocasiones, de manera irracional e incluso llegar a extremos peligrosos, con el fin aparente o manifiesto de mantener esa creencia, considerada por el fanático o fanáticos como la única verdad.”

Pareciera digno de una telenovela o de alguna serie de drama de NETFLIX como ‘House of Cards’ o ‘Game of Thrones’ pero no, resulta que es real, la corrupción del Vicepresidente de Ecuador es indignante y bochornosa, una historia que no tiene fin, muchos espacios de opinión lo han venido anticipando y ahora se ha confirmado, la hora de Jorge Glas a cargo de la vicepresidencia parecen tener una fecha de expiración antes de lo planificado, mucho más ahora que han sido revocadas sus funciones por supuesto, la división de Alianza PAIS es un hecho, Correa seguramente con algún problema digestivo sigue dando órdenes desde Bélgica a sus súbditos y lacayos, la publicación del diario Oglobo de Brasil que salió a la luz en esta semana ha terminado por desnudar lo que todos ya sabemos, lo cierto es que el Ecuador vive probablemente la peor crisis de moral y ética de sus políticos en toda la historia y lo más repugnante y cínico de esta situación es la capacidad del Vicepresidente para generar una excusa y justificación para toda la podredumbre que lo rodea.

Andrés Oppenheimer no se equivocaba en su libro ‘Cuentos chinos’ pues resulta que la famosa década ganada no es más que otra ficción con el que nos han tratado de engañar a todos los ecuatorianos, pues la única herencia que nos ha dejado Rafael Correa es una deuda perturbadora, irresponsable y encubierta y la más escandalosa de las corrupciones jamás antes registrada por parte de sus funcionarios.