Remo Cornejo Luque
Hace un año llegó con el halo correísta, prevalido por su demagogia electoral, pero deslegitimado por el pueblo. Nadie olvida la actuación del CNE ni los resultados a boca de urna de Cedatos y su posterior enjuiciamiento.
Pronto, habría de cambiar de estratagema. La demarcación de posiciones con el correísmo era una necesidad de supervivencia política. Cambió su “estilo”, denunció que no hay “mesa servida”, llamó al diálogo, acogió el pedido del FUT para la consulta popular, todo, con el fin de legitimarse. Tuvo aciertos, creció en aceptación con la “cirugía mayor” a la corrupción, con la conformación y respaldo al Cpccs transitorio, pero, también, mantiene desaciertos que le restan credibilidad y popularidad.
De las 325 mil viviendas ofrecidas, no hay el cumplimiento anual; han eliminado beneficiarios del BDH; no hay créditos y empleo para los jóvenes; no hay una sola universidad creada; crece el desempleo y la inseguridad, etc. La “Misión Ternura” y el “Plan toda una vida” no han servido.
La convivencia en su gabinete con correístas es motivo de indignación ciudadana. El cinismo de los “reciclables funcionarios” y de los asambleístas de AP limita cualquier confianza del pueblo. La sanción al jefe de los corruptos sigue en sala de espera.
Los problemas de la frontera incitados por la falta de equipos para la seguridad nacional, la penetración del narcotráfico y el abandono de las poblaciones limítrofes, generan incertidumbre y desencanto. Hubo inoperancia ministerial. Hoy el morenismo apuesta a la “oxigenación” de su gabinete.
Lo excelso, fuera del ejecutivo y legislativo, es el accionar del CpccsTransitorio. Nadie podrá detener esa limpia emprendida, a la cabeza, por un gran maestro como el Dr. Trujillo, incorruptible, que cuenta con el respaldo popular. (O)