Toque de queda

Franklin Barriga López

Los disturbios de hace pocos días en Bogotá ocasionaron saqueos, en ambiente que obligó a moradores de diferentes sectores a que se agrupen y tomen medidas para proteger sus hogares y pertenencias.

El haber declarado toque de queda en la capital colombiana, al cabo de 42 años de una resolución similar, reflejó el estado de la situación, minuciosamente planificada para generar desmanes, muertos, heridos y otros efectos perjudiciales.

Cuando la seguridad se halla en serio riesgo se adoptan este tipo de medidas, para precautelar la vida, la paz, propiedades e integridad de los ciudadanos y evitar que se incrementen factores adversos para la sana convivencia. La legítima protesta no debe desembocar en acciones que penetren en los campos, siempre repudiables, del vandalismo.

La virulencia jamás debe ser el método para alcanzar aspiraciones por más justas que sean: el riesgo es el aparecimiento de espirales de odio, revanchismo, retraso, en desmedro del progreso y la concordia edificante. Existen activistas a sueldo que responden a intereses inconfesables, incluso internacionales, que originan malestar y se desenvuelven en escenarios de premeditadas alteraciones del orden público.

¿Será casualidad que en países latinoamericanos se hayan producido sucesos parecidos a los recientes de Colombia? ¿Responden a “la brisita bolivariana” anunciada públicamente por integrantes de la camarilla que desgobierna, sojuzga y aniquila Venezuela?

En Ecuador, donde también hubo toque de queda, las investigaciones están presentando preocupantes evidencias que demandan permanecer vigilantes, para que se aplique la Ley y los seguidores del totalitarismo, caos y mafias no hagan de la suyas o tengan impunidad.

[email protected]

Franklin Barriga López

Los disturbios de hace pocos días en Bogotá ocasionaron saqueos, en ambiente que obligó a moradores de diferentes sectores a que se agrupen y tomen medidas para proteger sus hogares y pertenencias.

El haber declarado toque de queda en la capital colombiana, al cabo de 42 años de una resolución similar, reflejó el estado de la situación, minuciosamente planificada para generar desmanes, muertos, heridos y otros efectos perjudiciales.

Cuando la seguridad se halla en serio riesgo se adoptan este tipo de medidas, para precautelar la vida, la paz, propiedades e integridad de los ciudadanos y evitar que se incrementen factores adversos para la sana convivencia. La legítima protesta no debe desembocar en acciones que penetren en los campos, siempre repudiables, del vandalismo.

La virulencia jamás debe ser el método para alcanzar aspiraciones por más justas que sean: el riesgo es el aparecimiento de espirales de odio, revanchismo, retraso, en desmedro del progreso y la concordia edificante. Existen activistas a sueldo que responden a intereses inconfesables, incluso internacionales, que originan malestar y se desenvuelven en escenarios de premeditadas alteraciones del orden público.

¿Será casualidad que en países latinoamericanos se hayan producido sucesos parecidos a los recientes de Colombia? ¿Responden a “la brisita bolivariana” anunciada públicamente por integrantes de la camarilla que desgobierna, sojuzga y aniquila Venezuela?

En Ecuador, donde también hubo toque de queda, las investigaciones están presentando preocupantes evidencias que demandan permanecer vigilantes, para que se aplique la Ley y los seguidores del totalitarismo, caos y mafias no hagan de la suyas o tengan impunidad.

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Los disturbios de hace pocos días en Bogotá ocasionaron saqueos, en ambiente que obligó a moradores de diferentes sectores a que se agrupen y tomen medidas para proteger sus hogares y pertenencias.

El haber declarado toque de queda en la capital colombiana, al cabo de 42 años de una resolución similar, reflejó el estado de la situación, minuciosamente planificada para generar desmanes, muertos, heridos y otros efectos perjudiciales.

Cuando la seguridad se halla en serio riesgo se adoptan este tipo de medidas, para precautelar la vida, la paz, propiedades e integridad de los ciudadanos y evitar que se incrementen factores adversos para la sana convivencia. La legítima protesta no debe desembocar en acciones que penetren en los campos, siempre repudiables, del vandalismo.

La virulencia jamás debe ser el método para alcanzar aspiraciones por más justas que sean: el riesgo es el aparecimiento de espirales de odio, revanchismo, retraso, en desmedro del progreso y la concordia edificante. Existen activistas a sueldo que responden a intereses inconfesables, incluso internacionales, que originan malestar y se desenvuelven en escenarios de premeditadas alteraciones del orden público.

¿Será casualidad que en países latinoamericanos se hayan producido sucesos parecidos a los recientes de Colombia? ¿Responden a “la brisita bolivariana” anunciada públicamente por integrantes de la camarilla que desgobierna, sojuzga y aniquila Venezuela?

En Ecuador, donde también hubo toque de queda, las investigaciones están presentando preocupantes evidencias que demandan permanecer vigilantes, para que se aplique la Ley y los seguidores del totalitarismo, caos y mafias no hagan de la suyas o tengan impunidad.

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Franklin Barriga López

Los disturbios de hace pocos días en Bogotá ocasionaron saqueos, en ambiente que obligó a moradores de diferentes sectores a que se agrupen y tomen medidas para proteger sus hogares y pertenencias.

El haber declarado toque de queda en la capital colombiana, al cabo de 42 años de una resolución similar, reflejó el estado de la situación, minuciosamente planificada para generar desmanes, muertos, heridos y otros efectos perjudiciales.

Cuando la seguridad se halla en serio riesgo se adoptan este tipo de medidas, para precautelar la vida, la paz, propiedades e integridad de los ciudadanos y evitar que se incrementen factores adversos para la sana convivencia. La legítima protesta no debe desembocar en acciones que penetren en los campos, siempre repudiables, del vandalismo.

La virulencia jamás debe ser el método para alcanzar aspiraciones por más justas que sean: el riesgo es el aparecimiento de espirales de odio, revanchismo, retraso, en desmedro del progreso y la concordia edificante. Existen activistas a sueldo que responden a intereses inconfesables, incluso internacionales, que originan malestar y se desenvuelven en escenarios de premeditadas alteraciones del orden público.

¿Será casualidad que en países latinoamericanos se hayan producido sucesos parecidos a los recientes de Colombia? ¿Responden a “la brisita bolivariana” anunciada públicamente por integrantes de la camarilla que desgobierna, sojuzga y aniquila Venezuela?

En Ecuador, donde también hubo toque de queda, las investigaciones están presentando preocupantes evidencias que demandan permanecer vigilantes, para que se aplique la Ley y los seguidores del totalitarismo, caos y mafias no hagan de la suyas o tengan impunidad.

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