Ecuador presidirá la Asamblea General de la ONU durante un año a partir de septiembre, en la persona de la canciller María Fernanda Espinosa. Tuvo el respaldo de 128 países y su homóloga de Honduras, quien también aspiraba al cargo, 62 votos. Un triunfo no exento de polémica, por cuanto la nación centroamericana sostuvo que en 2015 nuestro país se había comprometido a respaldar su candidatura, algo que el gobierno ecuatoriano ha negado. Es la primera latinoamericana elegida para encabezar ese foro mundial de incuestionable trascendencia.
La elección da la medida de cómo y hacia dónde vamos en materia de relaciones internacionales. Sin embargo, también es una instantánea de la manera de cómo internamente se desenvuelve nuestra política. Para muestra un botón: las bancadas de los partidos de oposición insisten en someterla juicio político, a pesar de la elección en Nueva York. Sostienen que debe explicaciones al país por su gestión frente a la crisis de seguridad en la frontera colombo-ecuatoriana. El caso de Julian Assange también pesa en su contra.
También se le acusa de haber estado más preocupada por ocupar la Presidencia de la Asamblea de la ONU, que de velar por los intereses del país. Una excoidearia suya señaló que “en otras circunstancias hubiera llenado de orgullo”, es decir, cuando Espinosa era uno de los puntales aparentemente más firmes del correísmo. En otras palabras, pudiera suceder que aun antes de que se siente a presidir la ONU en la Asamblea Nacional, se la destituya del cargo de Ministra. Estas son las dos caras de nuestra cultura política. Sobran los comentarios.
La verdad es una ortiga; el que la roza apenas, se pincha; al que la coge con fuerza y resolución no le hace nada. Moritz Gottlieb Saphir Escritor alemán (1795-1858)
El que busca la verdad corre elriesgo de encontrarla”. Manuel Vicent Escritor español (1936)