Salir corriendo

En muchas oportunidades debimos estar con todas las intenciones de salir corriendo de algún sitio o de alguna situación que nos parecía peligrosa o insoportable y sin duda era la mejor respuesta para poner distancia y si es posible tierra de por medio ante la embarazosa circunstancia o como dicen popularmente el que huye vive, sin duda una sabia decisión desde todo punto de vista que ya quisiéramos poder tomar en los actuales tiempos de pandemia, aunque sería comprensible que muchos estén en la disyuntiva de que si es preferible el riesgo del corona o morir de pena al ver fallecer de hambre a sus seres queridos pero si crees que esto no es posible o que para ti no existiría esta cruel circunstancia puedo decirte que eso es más común de lo que tu entendimiento pueda aceptar y esto no está al otro lado del mundo, solo es permitirse mirar alrededor quizá no solo en tu país o en tu ciudad o en tu barrio, quizá está en tu mismo circulo de amor hay realidades dolorosas que se soslayan por vergüenza o por soberbia; escarba más profundo que tras la careta sonriente puede estar la realidad del dolor que puedes mitigar o la llaga que puedes aliviar con poco de lo material pero con mucho de lo sentimental, regresa a ver la verdadera cara de la solidaridad que pide en la profundidad del alma una luz de esperanza ante los duros momentos que recién comienzan, la estela que deja la enfermedad no solo por los que han partido sino por los que quedemos a la tarea titánica de reacomodar la vida por lo menos en algo que se asemeje a ello. Tras cuernos palos el gobierno ha puesto una piedra más con la máscara de ayuda humanitaria y que suena al puntillazo final al ya moribundo y desesperado Juan Pueblo, no será entonces que sean ellos los que deban salir corriendo y nosotros atrás pateando traseros de indolentes y corruptos mequetrefes que roban inclusive en las fundas que envuelven los cadáveres.