Respeto a la diferencia

Por: Jaime Vintimilla

El momento que vive el país ha sacado a flote algunos atavismos que muestran que la sociedad ecuatoriana no es definitivamente tolerante, aspecto que concuerda con la falta de un debate consistente entre las personas y grupos que presentan ideas diversas. Llama la atención la existencia de algunas propuestas orientadas a derruir estatuas o efigies de personajes históricos polémicos que están ubicadas en Quito y Guayaquil.

Lamento apartarme del pensamiento políticamente correcto, pues considero que la historia ha sido forjada por cada uno de los pueblos gracias a la actuación de ciudadanos de distinta tendencia, en consecuencia, las generaciones venideras deberían ser capaces de comprender las diferencias que permiten defender posiciones determinadas sobre la base de su remembranza o análisis de los protagonistas y procesos del pasado.

Aceptar semejante petición sería privilegiar a las coyunturas oscilantes que desconocen que las estatuas son colocadas gracias a criterios que no provienen de la totalidad de la población sino que son el producto de un grupo que encaramado en el poder aprovecha para imponer sus visiones, siempre hablando y actuando a nombre de la mayoría.

Los personajes históricos y los fenómenos históricos deben ser analizados desde ángulos disímiles, so pena de sucumbir ante una visión única que bien podría generar un mito y no una verdad histórica. El ‘Santo del Patíbulo’ de Benjamín Carrión nos muestra una visión de García Moreno que no será para nada compartida por libros como el del historiado Le Gohuir.

No se puede desconocer que los ultrismos y fundamentalismos son altamente peligrosos para la estabilidad de un país, pero es preferible un debate prístino y objetivo que una imposición castrante, aspecto que se pudo constatar en el régimen despótico de Correa que propugnaba verdades absolutas.

El ciudadano debe tener opinión y defenderla con aplomo y objetividad, de lo contrario, será un simple repetidor de criterios ajenos y eso no constituye para nada ciudadanía. La democracia se nutre del respeto a la diferencia, pero para ello hay que conocerla a fondo.

[email protected]