Principio de no intervención

El presidente de Bolivia y el presidente de Venezuela criticaron la actuación de la jueza Daniella Camacho, de la Corte Nacional de Justicia, ante la orden de prisión preventiva en contra del expresidente Rafael Correa en el proceso que se sigue por el secuestro del activista político. Maduro habló de “persecución contra los líderes auténticos” de América Latina y Morales de “politización de la justicia ecuatoriana”.

La Cancillería ecuatoriana reaccionó de inmediato con una enérgica nota de protesta ante ambos gobiernos pues, entre otras cosas, sus mandatarios violaron el principio de no intervención en los problemas internos de otros estados, consagrado por el derecho internacional público. Añadió que está en marcha una “campaña internacional de desprestigio a la Función Judicial del Estado ecuatoriano”. Una campaña encaminada a victimizar a Correa.

Por esta intromisión el Gobierno decidió aplazar el envío de un embajador a Caracas y llamar a Quito al que lo representa en Bolivia. El principio de no intervención ha sido el caballo de batalla de casi todas las dictaduras latinoamericanas civiles y militares de la pasada centuria y, desde luego, de los regímenes que en nuestros días dijeron abanderarse en el llamado “socialismo del siglo XXI”.

Todos ellos lo defendieron en aras de su independencia y derecho a la de autodeterminación de los pueblos. Maduro y Morales se olvidan de su “escudo protector” y se lanzan a la defensa de su cófrade ideológico y también totalitario. Desde el siglo XV tiene vigencia en nuestra cultura el refrán que reza: “Cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”.


Cuando estés en Roma, compórtate como los romanos”. San Agustín Obispo y filósofo (354-430)

Cualquiera que despierto se comportase como lo hiciera en sueños sería tomado por loco”. Sigmund Freud Médico austriaco (1856-1939)