Por una radical cirugía

La libertad, la paz, la educación, la reducción de la pobreza, la tolerancia, la equidad, el trabajo, la salud, la seguridad social, el transporte, la justicia, el medioambiente, la pluriculturalidad, la igualdad de oportunidades y un sinfín requerimientos primordiales para la vida, son meros planteamientos retóricos sin una economía sana. La discusión sobre los subsidios, en el fondo, se inscribe en este escenario.

En Ecuador ninguna mejora social, política o económica se conquista para siempre si no se respeta y defiende su base de sustentación. Hemos vivido bajo el dominio del azar en esta materia, según nos vaya bien o mal en el mercado petrolero. Los miedos, las incertidumbres y la sensación de abandono nunca nos ayudaron a salir adelante con éxito.

Tampoco nos ha servido la cultura de la lástima de nosotros mismos y de aguardar por un mesías salvador. O de esperar que vengan de fuera a ponernos la casa en orden, para luego nosotros mismos hacerla un caos y volver a pedir ayuda para recomponerla. En lo económico y lo social, en lo laboral y lo sindical, hemos vivido sin distinguir entre verdad, mentira, realidad y fantasía.

Ni el FMI, el BID o la CAF van a darnos recetas y remedios para siempre y atendiendo a todos nuestros requerimientos. Es hora de que ricos y pobres, izquierdas y derechas, revolucionarios o reaccionarios, todos entendamos las causas de nuestro subdesarrollo integral y emprendamos el camino de su superación. Las soluciones deben venir desde dentro, no importa el sacrificio y el dolor que nos causen. Una radical cirugía es impostergable.


¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?”. Vincent Van Gogh Pintor holandés (1853-1890) Sin riesgos en la lucha, no hay gloria en la victoria”. Pierre Corneille Poeta y dramaturgo francés (1606-1684)